Italy.

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Somewhere in Italy, 2026.

-Sigo pensando que es una mala idea.-Dijo, mientras observaba a Violeta comprobar el retrovisor de la vespa. No era que no confiase en ella y en aquella sonrisa de ilusión cuando la noche de antes dijo algo como; ¿no te apetece recorrer Roma en moto? sé que suena cliché pero imagina por un instante pasar por el Coliseo, ver las ruinas de la época romana y pasear de la mano por los museos vaticanos. cogemos alguna pizza -dijo con un impostado acento italiano acompañado del gesto de la mano que la hizo reír- y terminamos la noche besándonos desde el Gianicolo, con Roma a nuestros pies y las estrellas brillando sobre nosotras, ¿qué te parece? cerramos el viaje por todo lo alto. Claro que Chiara iba a aceptar. Claro que, además, se lo había propuesto con la cama desordenada de ellas dos entre sábanas y la brisa veraniega de finales de agosto entrando por la ventana trayendo consigo el suave murmullo de la vida romana bajo su ventana.

-Y yo sigo pensando que es una buena idea, puede que la mejor que se ha tenido nunca.- Respondió con seguridad Violeta mientras se colocaba el medio casco negro. Esto no nos va a proteger si nos chocamos pensaron ambas sin llegar a verbalizarlo delante de la otra.- Yo es que me leí Tres metros sobre el cielo, saps?-Italiano, catalán...todo se le pegaba a la andaluza, hasta las ideas que, en un principio, solían venir siempre de la morena.

-¿Qué eres ahora, Mario Casas, amor?- Una carcajada mientras se dejaba colocar el casco con una sonrisa vacilona. Escucha el click del cierre y piensa que ya no hay marcha atrás. Alea iacta est, que dirían los romanos, o algo así. No se santigua por dos motivos; el más obvio, no es creyente y el segundo...ella siempre se subió a su coche sin miedo.

-Siempre abogué por una representación más sáfica en la literatura juvenil, amor. Tú me lo enseñaste.-le golpea la visera suavemente, se inclina y la besa momentáneamente -fue la menorquina, de hecho, quién tuvo que separarse- manos en el manillar y todas las intenciones de cumplir todas las promesas que le dijo anoche reflejadas en el brillo de su mirada.-¿A dónde señorita?

-A las estrellas.-Repuso citando otra famosa película mientras se montaba a aquella vespa roja. Rodea su cintura y pega su torso a su espalda, el mentón apoyado en su hombro.- Más te vale no matarnos, empiezas la gira en unos meses.

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-...Y por eso, existen las estaciones.-Concluyó con orgullo su explicación frente a la escultura del Rapto de Proserpina del escultor Bernini. Silencio en respuesta, espera unos segundos más y...- Y tu mente se fue taaaan lejos...-comenta con la risa bailándole sobre la superficie de sus labios.

-¡Que no! Es que me he quedado así un poco flipando de todo lo que sabes...-Y vale, su mente se había dispersado algunas veces durante alguna de las explicaciones pero había sido capaz de reconducir toda su atención de nuevo.

-Segundo de bachiller e historia del arte como asignatura optativa...ahí tienes tu respuesta.-rodea sus hombros con uno de sus brazos solamente para acercarla a ella y besar su cabeza con suavidad.- Y que no me perdía un documental de estos aburridos de la dos, eso también hace un montón.

-Debes de ser la única persona sobre la tierra que no se duerma con esos documentales...¿será verdad que tienes alma de vieja?-Lanza la pregunta al aire antes de ganarse un mordisco en su mejilla. Un empujón y echa a correr ante la mirada atónita de la pelirroja que, tras sacudir la cabeza y aún a sabiendas de que se ganarán una posible bronca, echa a correr tras ella, porque aún después de todos estos tiempos, nunca han perdido esa esencia de meterse en su propia burbuja.

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Roma a sus pies, las estrellas brillando sobre ellas, Violeta tenía esa capacidad de cumplir todo aquello que le prometía a la morena. Incluso si ya no eran las mismas de 23 y 20 años, la pelirroja -porque tras intentar teñirse el pelo de otro color y causar una oleada de tristeza en twitter había decidido estarse quieta- seguía esforzándose por cumplir su palabra, fuese la que fuese. Por insignificante que pudiese parecer, como cenar en aquella colina o realizar el viaje a Roma que se llevaban prometiendo desde hacia años.

-Sigo pensando en la cara del pizzero al decirle que le pusiera piña a la pizza...-Vuelve a soltar una carcajada y Chiara confirma que, en todos estos años, no ha encontrado un sonido que le guste más que aquel.

-¡Oye! Te juro que no tengo la culpa de que la gente no aprecie este manjar...-Se defiende como puede, cómo sabe...Ella jura y perjura bajo amenaza que realmente le gusta el toque que le da la piña a la pizza, de hecho, ella sabe, como todas esas cosas random que no sabe de dónde le vienen, que en Canadá es una de las más conocidas.- Además, no te creo nada, ¿eh? en casa a veces te comes la pizza con piña.

-¡Nos ha jodido mayo con las flores!-Responde soltando una carcajada antes de darle un mordisco a la suya, la trufada...Manjar de dioses del Olimpo, ella lo sabe, así se lo ha dicho a la medio menorquina varias veces esa noche.- Porque se la pones sin darme tiempo a quejarme.

-Bueno, no sé que tiene que ver Álvaro Mayo aquí...-murmura completamente confundida. Otra carcajada y ella solo se encoge de hombros cogiendo el bocado con más piña que encuentra.

-Es un refrán, ya sabes. Se dice así porque es algo obvio. A veces olvido que, a pesar de que tu español ha mejorado muchísimo hay expresiones que no controlas del todo, mi culpa.-otra sonrisita cómplice y una mirada de soslayo. Que no, que no se aguanta, le da igual que sepa a piña, siente la necesidad de besar sus labios. -¿Eres feliz, Chiara Oliver?-murmura apenas a dos centímetros de distancia de sus labios. Cómo si realmente tuviese miedo de aquella respuesta cuando lleva toda la tarde moviéndose a base de saltitos y reprimiendo las ganas de hacer alguna voltereta.

-Como nunca, como siempre.-responde con una sonrisa. Tiene Roma a sus pies, iluminada de noche, las estrellas brillando sobre ellas guardando todos los secretos que se cuentan en aquella colina, la mujer más guapa a su lado...¿en serio todavía tiene dudas de si es feliz?

-Entonces es todo lo que importa, puedes seguir pidiéndote la peor pizza del planeta, yo voy a seguir enamorada de ti.

Y supone que, terminar las vacaciones con la cabeza apoyada en su hombro, con sus dedos entrelazados y con todas las promesas de amor eterno del mundo, debe contar como la felicidad más absoluta.


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aaaah shit...We are so back.

Mis letras para ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora