Camper.

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— ¿cómo es posible que te hayas perdido violeta? si solo era...¿cómo era? si solo tenías que seguir las indicaciones del google maps.—— al comentario le precede la carcajada, la venganza guardada tantos años bajo llave. Chiara está disfrutando como nunca, a pesar de que le duele todo el cuerpo y los seis meses de embarazo se notan en su barriga hinchada y en las patadas que, de noche decide, su hija, propinarle desde su tripa. En la sillita del asiento de atrás, Jamie, se ríe sin entender nada, mostrando apenas aquellos cuatro dientes que son la debilidad de sus madres. La vida era una cosa...

—¿Cuántos años llevas esperando este momento?—pregunta la pelirroja lanzándole una mirada  que oscilaba entre la diversión y le reproche. No recordaba a Chiara tan rencorosa. Mira la carretera. Otra risa incrédula mientras hacía caso y miraba hacia delante.— No puede ser verdad que te acuerdes de aquello...

La risa de la medio menorquina se eleva en el aire resonando por encima de la undécima vez que sonaba La vaca Lola con su cabeza y con su cola. Por las ventanillas bajadas, el ligero olor a sal de la playa más cercana y el sol les regalaba sus últimos rayos tiñiendo el cielo de un naranja que haría llorar a cualquier persona. 

La voz del GPS indicando cualquier otra dirección que no pensaba tomar silenció la música ganándose un quejido por parte de Jamie. Violeta no pudo evitar mirar por el espejo retrovisor para asegurarse que su hijo seguía bien, como si no hubiese sido ella misma la que le hubiese asegurado a la sillita del coche después de peinar aquellos rizos húmedos después de todo el día jugando entre la arena y el agua de la playa. Sigue dándole vueltas con la mano al chupete dentro de su boca y se entretiene mirando por la ventana y gritando cada vez que aparece un camión grrrrande para avisar a sus madres que no se perdiesen nada de aquello. 

—Ahora en serio, ¿cómo vas? ¿te duele o estás mareada?— pregunta. Lleva la mano que no descansa en  la palanca de cambios a su vientre. Decían que el segundo embarazo no tenía nada que ver con el primero y, si con Jamie todo había sido como los embarazos casi idealizados de las redes, con Lizzie -nombre puesto por su hijo-, había sido todo lo contrario. Nota como la palma de Chiara cubre el dorso de su mano para terminar entrelazando sus dedos como si nada, como si pretendiese que a día de hoy, incluso habiendo pasado tantos años, no sintiese que su corazón se saltaba un par de latidos para acelerarse de forma errática.— Aunque te creas que nos hemos perdido, siempre puedo buscar la gasolinera más cercana para descansar. 

—¿Y compramos chocolate?—pregunta con voz pequeñita cargada de ilusión. Violeta ríe, sacude la cabeza y lleva la mano de la morena a sus labios para dejar un beso pequeñito en cada uno de los nudillos de su mano. 

—Y compramos chocolate y le damos la cena a Jamie y... prometo que salimos de esta carreta, sea donde sea que estamos.—concede en voz alta que se ha perdido solo para ganarse una carcajada. Lo que fuese por esa risa, si tiene que ser sincera. 

—¿Ves? solamente te ha llevado un par de años, un hijo y otra en camino para aceptar que el Google Maps no es tan fiable como tú crees. 

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—Se ha quedado completamente dormido...—susurró Violeta con los labios escondidos entre los rizos de su hijo. Su madre decía que aquellos rizos los había sacado de ella y como prueba, le había enseñado la foto dónde una Violeta de aproximadamente los mismos años que su hijo, tenía todos aquellos rizos que parecían casi indomables. Estaba apoyada contra la furgoneta con el niño entre sus brazos, apoyado en su pecho y veía como Chiara mordisqueaba de forma distraída otra onza de chocolate. 

—Ha estado todo el día de arriba a abajo...Está reventado, no puedo culparle.—responde la morena acercándose para verle dormir apoyado en el pecho de su madre. Vale que siempre había querido ser madre pero tiene que reconocer que, ver a Violeta ser madre es todavía una experiencia mejor y es que no conoce a nadie tan entregada a la causa ni nadie que mire tanto por ella, por Jamie y por el bebé que viene el camino. — ¿Te he dicho alguna vez lo bien que te sienta la maternidad? En serio, es una locura. 

—Y tú eres una exagerada...—sacude la cabeza. Vuelve a aspirar una vez más el olor a bebé de su hijo antes de sentarlo con toda la delicadeza del mundo en su sillita consiguiendo no despertarlo.

Manos en el volante, mirada divertida de su mujer y Violeta que alza una ceja en respuesta. 

—¿Crees que llegaremos a Granada hoy o en unos años?—y otra risa. y antes de que violeta pueda responder, ve a la perfección como la barriga de su mujer se mueve un poco y de nuevo, la vida y el cuerpo humano le parece una cosa que le quita el aliento.

—¿Se acaba de reír un bebé nonato de mí? Se ha perdido todo respeto en esta Camper y en la familia Hódar-Oliver de forma definitiva.—pregunta alzando ambas cejas y mordiéndose la lengua para no reír. Intermitente, mirada a ambos lados antes de incorporarse a la circulación, Violeta siempre defenderá que al menos ella conduce mucho mejor que su mujer, aunque sea por hacerla rabiar un rato más. 

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Weeeeeell...En respuesta a la acogida que tuvo el primer One Shot solo podía sacar del cajón otro de los que tengo guardados. La trama con niños dio para bastantes escenas más que puedo subir si esta os ha gustado incluso si a mí no termina de convencerme (nunca me convence nada de lo que escribo) 

Graaaaacias por la acogida y gracias a Mireia por darme ideas nuevas, como digo siempre estoy abierto a nuevas ideas! 

Nos leemos mis sáficas. Os camelo a todas

Mis letras para ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora