Sinergia[SenkuxGen]

lluvia de estrellas

La noche estaba cubierta por un manto de estrellas, un espectáculo que solo el genio de Senku había hecho posible después de años de trabajo restaurando la civilización. En un claro, alejado de las luces del pueblo, Senku y Gen se encontraban sentados sobre una manta extendida sobre la suave hierba, rodeados por la melodía de los grillos y el susurro del viento.

Habían pasado tres años desde que sus caminos se entrelazaron de manera inevitable. Lo que comenzó como una alianza estratégica, impulsada por la inteligencia y el interés mutuo, floreció lentamente en una relación más profunda, una conexión que ambos reconocían como especial y única.

Senku, siempre meticuloso, había calculado el momento exacto para que el fenómeno astronómico más impresionante adornara el cielo. Las estrellas fugaces empezaron a surcar el firmamento, dejando rastros de luz que iluminaban los rostros de los dos hombres. Gen, siempre el ilusionista y encantador, miró al cielo maravillado, sus ojos reflejando la magia del momento.

-Senku...-murmuró Gen, su voz llena de asombro-Es... Increíble.

Senku sonrió, satisfecho, pero había algo más en su mirada esta vez. Algo que había estado meditando durante meses, buscando el momento perfecto para expresarlo. Sabía que el momento había llegado. Tomó la mano de Gen, un gesto íntimo que aún lograba hacer que el corazón de Gen latiera más rápido.

-Gen-Comenzó Senku, su tono serio pero con una calidez que reservaba solo para él-hemos pasado por mucho juntos. Desde reconstruir este mundo hasta enfrentar cualquier desafío que se nos presente... Eres mi compañero en todo esto. Mi igual. Mi amigo. Mi novio.

Gen sintió un nudo en la garganta, una emoción profunda que solo Senku lograba evocar.

-Y tú eres el mío, Senku-chan. Sabes que siempre estaré a tu lado.

-Por eso-Continuó Senku, sacando algo de su bolsillo-Quiero que este viaje no tenga fin. Gen, ¿te casarías conmigo?

En la palma de Senku descansaba un anillo simple pero ingenioso, creado con el mismo ingenio y cuidado que Senku ponía en todo lo que hacía. Gen lo miró, incrédulo, sus ojos brillando tanto como las estrellas sobre ellos.

-¡Por supuesto que sí, Senku!-Exclamó Gen, lanzándose a abrazar a Senku con una alegría que no podía contener.

La risa de ambos resonó en el aire mientras las estrellas continuaban su danza celestial, siendo testigos de la promesa de amor eterno que acababa de ser sellada.

Desde aquel momento, sus vidas se llenaron de pequeñas rutinas compartidas que consolidaron su vínculo. Paseos matutinos mientras discutían sobre sus próximos proyectos, noches de observación estelar donde Senku le explicaba las constelaciones y los misterios del universo, y días dedicados a trabajar juntos en sus sueños compartidos para el futuro.

Cada día, Senku encontraba nuevas formas de sorprender a Gen, desde flores cultivadas en su laboratorio hasta pequeños inventos que facilitaban sus tareas diarias. Gen, por su parte, mantenía viva la chispa con su humor encantador y su inigualable habilidad para encontrar la belleza en los detalles más simples.

Juntos, Senku y Gen demostraron que el amor no solo puede sobrevivir en el mundo reconstruido, sino que puede florecer y convertirse en la base de un futuro lleno de esperanza, ciencia y, sobre todo, amor.