Sinergia[SenkuxGen]

Celos de Senku.

Gen Asagiri, el mentalista de la aldea, estaba aburrido. Habían pasado días desde que Senku se había sumergido de lleno en sus experimentos científicos, y Gen comenzaba a sentirse ignorado. Cada vez que intentaba acercarse a Senku, el científico se encontraba perdido entre tubos de ensayo y fórmulas, sin prestarle la mínima atención.

Si Senku no me va a prestar atención, entonces haré que me la preste de la manera difícil. pensó Gen, con una sonrisa maliciosa mientras se acomodaba su túnica colorida.

El plan de Gen no era complicado, pero sí astuto:

Hacer que Senku se pusiera celoso. Y para eso, necesitaba a alguien que pudiera llamar la atención. Después de un rato de pensarlo, sus ojos se fijaron en Kinro, uno de los mejores guerreros de la aldea. Serio, honesto y siempre dispuesto a ayudar, Kinro era el tipo perfecto para su pequeña maniobra.

Gen se acercó a Kinro mientras este practicaba con su lanza cerca del río. El sonido del agua corriendo y el ruido de la lanza cortando el aire eran relajantes, pero Gen tenía una misión.

-¡Kinro, Kinro!-exclamó Gen con una sonrisa encantadora-¿Te importaría ayudarme con algo? Es un pequeño favor...-Kinro, sin dejar de practicar, lo miró con una mezcla de curiosidad y desconfianza.

-¿Qué tipo de favor?-Gen se puso a su lado, mirándolo con admiración fingida.

-Bueno, he estado pensando que últimamente me hace falta entrenar un poco más, y tú eres el mejor guerrero de la aldea. ¿Podrías enseñarme algunas técnicas de combate? Siento que necesito fortalecerme para proteger a los demás.

Kinro parpadeó, sorprendido por la solicitud. No era raro que alguien quisiera entrenar con él, pero que fuera Gen, el carismático y astuto mentalista, lo hacía un poco raro.

-¿Entrenar contigo? No estoy seguro de que eso sea lo tuyo, Gen...-Kinro lo observó con escepticismo, pero la sonrisa convincente de Gen hizo que accediera-De acuerdo, pero no voy a suavizar el entrenamiento solo porque seas tú.

-¡Eso es justo lo que quiero!-Gen sonrió con falsa modestia, encantado de que Kinro hubiera mordido el anzuelo.

Pero no sabía si Senku realmente se pondría celoso. Nunca lo había visto de ninguna manera parecida. Tampoco tenía motivos, Gen estába profundamente enamorado.

Empezaron con ejercicios básicos: postura, desplazamientos y movimientos defensivos. Gen era sorprendentemente ágil, pero su objetivo no era volverse un gran luchador. Cada vez que Kinro le daba una indicación o lo corregía, Gen se aseguraba de reírse o hacer algún comentario amable, lo suficientemente alto como para que los otros aldeanos lo escucharan. Lentamente, la gente empezó a murmurar, especialmente porque Gen rara vez mostraba interés en algo físico.

Senku, a pocos metros de distancia y absorto en sus experimentos, no pudo evitar escuchar a Gen. Aunque no apartaba la vista de sus frascos, su ceño comenzó a fruncirse cada vez más.