El peor error de mi vida

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—¿Estas segura de esto? Si nos descubren estaremos muertas.


Preguntaba, un poco temblorosa, una niña a su amiga de cabello cobrizo.


—No te preocupes, será rápido. Apuesto a que en cuanto abramos su jaula se escapará.


—No lo creo, se ve que ese dragón ya se siente como en casa. —replicó la niña de cabello negro con una voz ligeramente más alta.


—Cállate Tearla, yo sé lo que hago. Russell solo estará un poco triste por unos días y después volveremos a ser amigos como antes.


—Esto no está bien Devyaty, seguro que ese dragón les costó una fortuna a sus padres.


—Tranquila. Nadie sabrá que fuimos nosotras, derretiré los barrotes con mi magia de fuego y todos pensarán que fue el dragón tratando escapar. ¡Sígueme! No te quedes ahí. —ordenó Devyaty a su a amiga mientras se saltaba una valla que limitaba el Jardín de la casa de su ex mejor amigo, Russell.


Tearla siguió a su amiga sin rechistar ya que esta la intimidaba un poco a pesar de ser de su entera confianza. Juntas invadieron la casa mientras todos dormían profundamente. Rápidamente llegaron a la habitación donde dormía el dragón mascota de su amigo, el cual apenas era un bebé pero sin embargo era lo suficientemente grande como para compararse, en tamaño, a un caballo pequeño.


Rápidamente Devyaty le dijo a su amiga que vigilara mientras ella derretía los barrotes de la gran jaula que brindaba comodidad al dragón, Que claramente podría salir si en verdad lo quisiera.


—Rápido Devy, no estoy segura de que mi hechizo de Neblina del sueño funcione por tanto tiempo.


—¿Qué? ¡Dijiste que era uno de tus mejores hechizos! —Susurró la chica de cabello cobrizo, mientras que con cuidado derretía las barras de metal como si fueran mantequilla.


—Recuerda que no soy una erudita en la magia como tú.


Gracias a sus agudos sentidos, el pequeño dragón se sintió perturbado por el ruido y despertó de su sueño. Un ser tan sensible de inmediato presintió malas intenciones de las dos chicas y les gruñó en advertencia.


—¡Oh, miren quién despertó! —expresó Devy con un claro sarcasmo en sus palabras.


—¿Qué hacemos? No creo que tenga ganas de salir a dar un paseo. —dijo Tearla bastante nerviosa.


—¿Qué no es obvio? Usa tu hechizo de teletransporte para sacarnos a las dos, junto con el dragón.


—¡¿Qué?! ¡Eso es imposible! ¿Tienes idea de lo difícil que es ese conjuro? Apenas puedes teletransportarme yo misma unos metros.


—No me sorprende… eres una inútil, no se porque tuve esperanzas en que me podrías ayudar en esto.


El dragón observaba con cautela, no sabía que podrían intentar estas dos intrusos. Sin embargo no pudo evitar sorprenderse al ver que la muchacha de cabello cobrizo sacaba un trozo de carne de su suéter.


—Vamos amigo, seguro que quieres un poco de esto. —animó Devyaty al dragón para que la siguiera, provocándolo con el trozo de carne de alta calidad que consiguió especialmente para esta ocasión.


El dragón de inmediato se olvidó de sus preocupaciones y siguió a la joven maga hasta el jardín, empujando y dejando tirada en el piso a Tearla en el proceso.


—Lo sabía, aunque sea un dragón solo es un simple cachorro. —pensó Devy mientras veía como el reptil devoraba el trozo de carne que dejó caer en el suelo.


El dragón se le quedó viendo a Devyaty con claras intenciones de que le diera más comida. Esta de inmediato cambió de expresión de inmediato y volteó a ver a su cómplice, quién recién salía de la casa con claras señales de que no la estaba pasando bien, solo para darle nuevamente una orden.


—duérmelo.


—Está bien, lo haré. —Tearla conjuro su hechizo Neblina del sueño pero está vez su objetivo era el dragón, sin embargo no surtió efecto.—Ains… lo siento Devy, parece que es inmune al sueño inducido.


—¡Rayos!, no me queda otra opción. ¡Cadenas Llameantes!


De las palmas de las manos de Devyaty surgieron cadenas hechas de fuego que rápidamente atraparon al dragón, este rugió y se sacudió intentando zafarse pero el hechizo era muy poderoso, Devy a su temprana edad era una gran maga que había entrenado desde que tenía memoria y conocía varios hechizos fuertes. Las cadenas incluso hicieron un bozal que silenció temporalmente al reptil.


Al ver esto Tearla instintivamente conjuro otro de sus hechizos de niebla y creo una nube que serviría para transportar al dragón y llevárselo de allí para liberarlo en algún lugar lejano.


Entonces algo inesperado ocurrió, una de las luces de la casa se encendió, la del cuarto de Russel. Dando a entender que este se había despertado por el alboroto en el jardín.


—¡Deprisa, vámonos! —dijo Tearla mientras sacudía bruscamente a Devyaty.


Las dos chicas se jugaron rápidamente con el dragón a cuestas. Este aún luchaba por liberarse de sus ardientes ataduras que bajo la ignorancia de Devy les estaban haciendo daño por ser llamas mágicas.


Cuando ya se encontraban por lo menos a dos cuadras lejos de la casa de Russel entraron a un parque en el cual que no había absolutamente nadie puesto que eran alrededor de las 2:00 am. El dragón en un desesperado intento por liberarse de su agónica situación soltó un rugido con todas sus fuerzas que acompañado con una potente llamarada destrozó las cadenas que sujetaban sus fauces. La llamarada fue a parar a un árbol cercano e incendió la copa del mismo.


—¡¿Pero qué haz hecho estúpido animal?! —gritó Devyaty muy molesta. Se acercó a la cría de dragón y le asestó una potente patada en la mandíbula que hizo que este chillara.


—¡¿Pero que estás haciendo Devy?! —dijo Tearla horrorizada al darse cuenta de que el pobre dragón ya tenía quemaduras graves.


La joven de cabello negro lanzó un hechizo de Anulación de Niebla que deshizo las cadenas que torturaban al dragón.


—¡¿Qué demonios crees que haces?! ¡no tenemos tiempo para esto! ¡La policía no tardará en llegar ahora que esta estúpida bestia incendio el parq…! —Devyaty no terminó de hablar cuando sintió como los colmillos del dragón le desgarran la carne.


El reptil malherido mordió entre el cuello y el hombro izquierdo de su agresora. Devyaty sentía como los colmillos de la bestia, a la cual consideraba inofensiva, se hundían cada vez más en su cuerpo. Sintiéndose al borde de la muerte solo pudo recordar una cosa. La voz de su padre, un militar retirado, resonó en su cabeza.


—Devy… recuerda, este es un hechizo de autosacrificio. No debes usarlo nunca, solo en una verdadera emergencia. Yo no debería enseñarte esto, pero quizás te sea útil en un futuro no muy lejano…


Devy no entendió nunca a que refería su padre con eso y no le dio la importancia que merecía a ese hechizo, hasta ahora.


—¡Almas gemelas de fuego! —conjuro Devyaty con todas sus fuerzas.


Continuará…

Infierno. Sin deseos, sin reyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora