CAPÍTULO V

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A finales de mes, Enzo estaba al límite. Estar casado con un alfa fue un desafío que no esperaba. El olor de un alfa extraño en su casa, en su territorio, era increíblemente molesto, sin importar cuánto le hubiera gustado Julián. En cualquier lugar, cada espacio parecía apestar al aroma de otro alfa, lo que lo hacía vergonzosamente irritable y gruñón. Fue demasiado mortificante.

Julián parecía simpatizar con su difícil situación, pero no parecía tener el mismo problema en absoluto. Probablemente fue más fácil para él porque no consideraba a Cleghorn como su territorio. Para él, solo estaba compartiendo techo con otro alfa, nada más.

-Bueno listo, me cansaste -dijo Julián una mañana.

Enzo levantó la mirada del documento que estaba estudiando en su tablet, o más bien, fingió estar estudiando, tratando de distraerse del hecho de que el pequeño comedor apestaba al otro alfa.

Julián tomó un sorbo de su bebida antes de dejar la taza.

-No podemos seguir así -dijo-. Si lo hacemos, te vas a romper. Levante.

Enzo entrecerró los ojos. No le agrada recibir órdenes. ¿Quién se creía que era, ordenándole en su propia casa?

Cortó ese hilo de pensamiento. Este no era él. No era este hombre de las cavernas territoriales.

Enzo se puso de pie y respiró profundamente, tratando de relajar sus músculos tensos. Realmente no podría seguir así. Otras personas en el Senado estaban empezando a notar su actitud irritable. En poco tiempo, habría rumores de que algo andaba mal con su matrimonio, que era lo último que necesitaban para mantener esta paz inestable.

-Vení acá -dijo Julián en voz baja, como si supiera lo cerca que estaba de romperse.

Enzo se adelantó y se detuvo junto a la silla de Julián.

Mirándolo a los ojos, Julián tragó e inclinó la cabeza hacia un lado. Descubriendo su cuello.

Enzo se tensó. Julián no le había vuelto a ofrecer su garganta desde esa primera noche. Esa otra vez había sido instintiva, en respuesta a la ira de Enzo. Esto fue deliberado. Julián lo estaba haciendo porque quería ayudar. Debió haberse esforzado, luchando contra sus propios instintos por el bien de Enzo. Fue demasiado generoso.

Y era exactamente lo que Enzo necesitaba para aplacar el alfa que había en él. Se inclinó y empujó su rostro contra la garganta desnuda de Julián, frotando su nariz contra la glándula de olor, sus feromonas bombeando como locas, hasta que todo lo que pudo oler en la piel de Julián fue a él, Enzo.

Podía sentir a Julián tensarse al principio antes de relajarse lentamente. Los dedos subieron para pasar por el cabello de Enzo.

-¿Mejor? -Julián murmuró cuando Enzo finalmente se relajó, solo marcándolo con un olor perezoso.

-Sí -dijo Enzo con brusquedad, avergonzado de que incluso necesitará esto. Millones de años de evolución y, sin embargo, era solo un poco mejor que el animal del que descendía. Levantó la cabeza y se enderezó. Se sintió más tranquilo de lo que se había sentido en semanas-. Gracias.

Julián asintiendo con una pequeña sonrisa torcida.

-En cualquier momento. En serio, en cualquier momento. No podemos permitirnos que explote y hacer que la gente hablé. Las malas lenguas buscan cualquier razón para exagerar las cosas.

Enzo hizo una mueca. Desafortunadamente, era cierto. Ya había personas que cuestionaban su matrimonio porque no hacían apariciones públicas a menudo.

ANTINATURAL. [enzo x julián]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora