01. The call
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Contenido: Logan, tu ex, te llama ebrio una noche.
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Logan
El aire frío de la noche golpeó a Logan cuando salió del bar, interrumpiendo sus pensamientos. Una oleada de nostalgia lo empujó hacia el teléfono público oxidado que estaba cerca. Con un suspiro, respiró hondo y marcó el número grabado en su memoria, que no siempre era tan buena. La anticipación aumentaba con cada timbre que sonaba. A medida que la conexión se establecía, los recuerdos de Isabelle, su ex, inundaron su mente. Dudando sólo un instante, Logan finalmente habló, su voz ronca y cargada de una vulnerabilidad que apenas lograba ocultar.
—Soy Logan. Sé que es tarde, pero necesitaba escuchar tu voz.
—¿L-Logan?— La voz temerosa de Isabelle se escuchó al otro lado de la línea, con incredulidad. No podía creer que Logan la llamara a esta hora de la noche.
El exterior duro de Logan se suavizó de inmediato al oírla.
—Hola, cariño.
Su voz profunda transmitía una mezcla de alivio y vulnerabilidad. El exterior áspero que había cultivado durante tanto tiempo no podía ocultar las emociones que había tratado de enterrar.
—¿Qué haces?
—Estaba tratando de dormir —respondió Isabelle, aún desconcertada por la llamada inesperada.
—Maldita sea, no te desperté, ¿verdad? —preguntó Logan con un tono de preocupación sincera.
Se apoyó en la frialdad del teléfono público, su mente tratando de enfocarse en una imagen de lo que Isabelle podría estar usando en ese momento.
—No, no te preocupes, aún no podía dormir —mintió ella, no queriendo que Logan se sintiera culpable. La realidad era que sí la había despertado.—¿Por qué me llamas, Logan?
—¿Un chico no puede simplemente llamar para escuchar una voz amigable?
Las palabras de Logan fueron un intento disimulado de indiferencia, un intento de ocultar el hecho de que la razón de su llamada era mucho más profunda.
—Puede hacerlo, pero me parece raro que lo hagas a esta hora —contestó Isabelle, aún confundida—. Logan, ¿estás ebrio?
Una pequeña risa escapó de los labios de Logan, un sonido que denotaba resignación al darse cuenta de que había sido descubierto con tanta facilidad.
—Tal vez un poco —admitió, sintiendo cómo el alcohol había aflojado sus inhibiciones, haciéndolo más honesto de lo habitual.
—La última vez que hablamos, dijiste que no volverías a llamarme —le recordó Isabelle, con una mezcla de dolor y sorpresa en su voz.