-¿Gustas un trago?- ofreció-yo invito.
Hitoshi lo observó por última vez aprovechando sus últimos grados de sobriedad, para luego aceptar y perder completamente la cabeza debido al alcohol.
¿Qué podría pasar tras unas copitas de más?
Solo la noche...
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Habían pasado dos semanas desde el encuentro que habían tenido en la cafetería que Midoriya le había recomendado; hermosa experiencia cabía recalcar, aunque todavía permanecía con algunas que otras dudas e inquietudes por lo que había pasado con Sero, ¿por qué Monoma parecía odiarlo tanto?
Shinsou no era exactamente chismoso, pero las ganas de saber la respuesta no le faltaban.
Suspiró.
Por otro lado, podría decirse que también pasaron dos semanas desde la última vez que hablaron, puesto que no coincidían horario para hacerlo. Sí, se mandaban mensajes pero no lograban conseguir una conversación larga ya que ambos tenían distintas actividades para hacer de por medio, más Monoma, quien tiene una agenda mucho más grande y ocupada.
Con todos esos pensamientos divagando por su mente, acariciaba a su gata color gris que estaba recostada en su regazo. Kiwi era su nombre, sí, bastante peculiar aunque Shinsou creía que era muy original. La historia detrás de ese nombre era simple, la había encontrado hace dos años en una caja de kiwis en un día de mucho frío y, al no poder soportar verla temblar por la baja temperatura, se la llevó con él a casa. Además que Kiwi contaba con un interesante gusto por la misma fruta.
Recordando esos tiempos con total disfrute, su paz se ve interrumpida por la llamada entrante de su mejor amigo Kaminari. Otro suspiro salió de sus labios. Creía saber de lo que se podría tratar esa llamada.
-Dime.
-¡Shinsou! Sero me ha invitado al Night Club a pasar la noche con su grupo de amigos-una notable emoción se escuchaba por el otro lado de la línea-, también me ha dicho que podía invitar a algunos amigos en caso de que no me sienta del todo cómodo. ¿No te parece un gesto súper tierno?
Hitoshi escuchaba atentamente la propuesta de su chispeante amigo, indeciso. Después de todo, la última vez que fue allí salió sorprendido, muy sorprendido, pero no se arrepentía. Dudó unos segundos antes de responder hasta que recordó la posibilidad de encontrarse nuevamente con Monoma allí, como la primera vez.
-Bien, acepto-dice-. Pero sigo sin entender por qué de entre todos tus amigos sigues insistiendo en invitarme a mí.
-Sí, sí. Reclama lo que quieras, pero ya ves que te encanta salir conmigo. Es más, hasta suerte te he dado, ¿no crees?
Kaminari ríe ligeramente a causa del recuerdo en el que su amigo pelimorado se había encontrado con la situación que ya todos conocemos. Shinsou esboza una sonrisa tratando de callar las burlonas risas del rubio.
-¡Oh! También he invitado a Midoriya.
-Mierda, Kaminari. A ti sí que te gusta sacar a las personas de sus zonas de confort. -reprochaba con una sonrisa el de ojeras ante la confesión del primer nombrado. Pronto conocería la razón del por qué su amigo amaba hacer eso.
