Una decisión

Milagro

Brenda corría por los pasillos del hospital, su corazón latiendo con ansiedad. Había recibido la llamada de Marcela hace solo unos minutos, y no podía creer lo que estaba escuchando. Elisa, su Elisa, estaba en el hospital, luchando por su vida.
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Brenda dobló una esquina y vio la entrada a la unidad de cuidados intensivos. Aceleró el paso, su respiración entrecortada. No podía perder más tiempo.

Llegó a la puerta de la habitación de Elisa y la abrió de golpe. Marcela, Diana y Nelly estaban allí, sus rostros llenos de tristeza.

-Brenda...- Dijo Marcela, pero Brenda no la escuchó.

Se dirigió directamente a la cama de Elisa, su mirada fija en el rostro pálido de su amiga. Elisa estaba conectada a máquinas y cables, su cuerpo cubierto de vendajes y moretones.

Brenda se detuvo en seco, su corazón deteniéndose en su pecho. No podía creer lo que estaba viendo. Elisa, su Elisa, estaba así.

Se acercó a la cama, tomó la mano de Elisa y la apretó con fuerza. -Elisa, no te vayas- susurró, su voz quebrada. -Por favor, no te vayas-

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Diana, Nelly y Marcela se acercaron a Brenda, que estaba sentada junto a la cama de Elisa, su mirada fija en el rostro pálido de su amiga.

-Brenda, todo estará bien- dijo Diana, su voz suave y reconfortante. -Elisa saldrá de esto. Es fuerte-

-Sí, Brenda- agregó Nelly. -Elisa es una luchadora. No se rinde fácilmente-

Marcela asintió, su mirada llena de comprensión. -Brenda, no te preocupes. Estamos aquí para Eli, Ella estará bien-

Brenda asintió, su corazón aún lleno de ansiedad -Ella lo estará es Eli-
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Diana, Nelly y Marcela se miraron entre ellas y se dieron la vuelta para salir de la habitación, dejando a Brenda sola con Elisa sabían lo que la castaña le había dicho a la pelinegra por que Marcela les contó antes de que llegara la Brenda.
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Brenda se inclinó sobre Elisa, su rostro cerca del suyo. -Elisa, despierta- susurró, su voz llena de desesperación. -Por favor, despierta-

Pero Elisa no respondió. Su cuerpo permaneció inmóvil, su rostro pálido y sereno.

Brenda tomó la mano de Elisa y la apretó con fuerza. -Elisa, no te vayas- susurró, su voz quebrada. - No te vayas, por favor-

Pero Elisa no respondió. Su silencio fue como un golpe para Brenda, que se sintió sola y desesperada en ese momento.
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Brenda tenía la mano de Elisa y la apretó con fuerza, como si tratara de transmitirle su energía, su vida.

-Elisa, no te vayas- susurró, su voz quebrada. -Por favor, no te vayas-

Brenda se inclinó sobre Elisa, su rostro cerca del suyo. Podía sentir el calor de su piel, su respiración débil.

De repente, sin pensarlo, Brenda se inclinó un poco más y besó los labios de Elisa. Fue un beso suave, lleno de amor y desesperación.

Y entonces, algo milagroso sucedió. Elisa abrió los ojos, su mirada débil pero clara. Brenda se apartó, sorprendida, y vio que Elisa la miraba, realmente la miraba.

-Elisa- susurró Brenda, su corazón lleno de emoción. -Estás despierta-

Elisa sonrió débilmente, su mirada fija en Brenda. -Te quiero- susurró, su voz apenas audible.

Brenda lloró, su corazón lleno de alegría y alivio. -Yo también te quiero, Elisa- respondió, su voz quebrada. -No te vayas, por favor-

Elisa cerró los ojos, su respiración se estabilizó y su cuerpo se relajó. Brenda la abrazó, su corazón lleno de gratitud. Había vuelto a tener a su amiga, aunque solo fuera por un momento aunque ahora sabia que su corazón amaba a Elisa pero no podía estar con ella

Brenda abrazó a Elisa con fuerza, su corazón lleno de gratitud y amor. Pero también sentía una punzada de tristeza y frustración. Sabía que no podía estar con Elisa, que su amor era imposible.

Elisa abrió los ojos de nuevo y miró a Brenda. -Te quiero- susurró de nuevo.

Brenda sonrió, su corazón lleno de emoción. -Yo también te quiero, Elisa. Pero no puedo estar contigo-

Elisa frunció el ceño, confundida. -Por qué no?-

Brenda suspiró, sabiendo que tenía que ser honesta con Elisa. -Porque no puedo, Elisa. Mi corazón te ama, pero mi cabeza me dice que no puedo estar contigo....-

-Que no puedo lastimar a Ana...-

Elisa cerró los ojos, su rostro pálido y sereno. Brenda sabía que Elisa entendía, que sabía que su amor era imposible.

Brenda se inclinó sobre Elisa y la besó de nuevo, un beso suave y lleno de amor. -Te quiero, Elisa- susurró. -Siempre te querré-

Elisa sonrió débilmente, su mirada fija en Brenda. -Yo también te quiero, Brenda. Siempre te querré-

Brenda se apartó, su corazón lleno de tristeza y frustración. Sabía que no podía estar con Elisa, que su amor era imposible. Pero también sabía que siempre la querría, que siempre la amaría.

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"El amor es un peso que llevamos en el corazón,
Y no poder estar con la persona que amamos es como cargar con una carga que nos impide avanzar,
Nos impide respirar,
Nos impide vivir"

Para:Brenda

~Elisa
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