03 - Mejor Amigo

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Las clases comenzaron, y contra todo pronóstico, Riki se había adaptado mejor de lo que jamás hubiera anticipado

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Las clases comenzaron, y contra todo pronóstico, Riki se había adaptado mejor de lo que jamás hubiera anticipado.

Sin embargo, su integración era algo superficial.

En su grupo, solo entablaba conversación cuando el contexto lo demandaba, como en esos trabajos en equipo donde la colaboración se volvía inevitable.

Afortunadamente para él, la exigencia académica de su nueva escuela superaba con creces la de su anterior institución, lo que reducía drásticamente su tiempo libre y le permitía sumergirse en sus estudios, una excusa perfecta para mantener cierta distancia.

El pueblo, con su atmósfera tranquila y apacible, era lo suficientemente pequeño como para que todos los estudiantes se conocieran. Cada rostro, cada nombre, cada historia era parte de un entramado social bien definido. Por esta razón, la llegada de Riki había causado más revuelo del que él hubiera querido. Su presencia no pasaba desapercibida, convirtiéndolo en el objeto de miradas y susurros discretos.

El primero en acercarse a él fue un chico llamado Jay. Durante un receso, Jay lo observó almorzando solo, su figura delgada encorvada sobre el sándwich que sostenía distraídamente entre sus dedos. Sin darle muchas vueltas, Jay decidió acercarse. Con una actitud relajada, se sentó a su lado y, sin preguntas innecesarias ni preámbulos, lo invitó a pasar el rato con él y su amigo.

Ese amigo resultó ser Sunghoon, un joven que, a diferencia de Jay, se mostraba más reservado. Sin embargo, la complicidad entre ambos era evidente. A pesar de ser mayores que Riki, hicieron un esfuerzo genuino por incluirlo en su pequeño círculo. En los recesos, lo acompañaban, y con una amistad desinteresada, le preguntaban por sus clases, compartiéndole consejos útiles sobre los maestros y las actividades escolares. Esos gestos, aunque simples, iban moldeando una rutina en la que, poco a poco, Riki se sentía menos como un extraño.

El tiempo avanzó y, antes de que pudiera darse cuenta, ya había transcurrido tres semanas en ese nuevo entorno. La transición no había sido fácil, pero la compañía de Jay y Sunghoon aligeraba la carga de la adaptación.

—¡Riki! —La voz entusiasta de Jay lo sacó de sus pensamientos mientras lo alcanzaba en la salida—. Estamos planeando ir al estreno de la nueva película de terror este fin de semana, ¿nos acompañas?

Riki se detuvo y, con una sonrisa educada, respondió:

—Lo siento, pero hoy llega mi mejor amigo y se quedará todo el fin. Me gustaría ponerme al corriente con él.

Jay asintió comprensivo, esbozando una sonrisa cómplice.

—No te preocupes —dijo, dándole un suave empujón en el hombro—. Aunque no te quejes si te spoileamos la película.

Riki soltó una risa ligera, sintiendo un pequeño alivio por haber declinado la invitación sin generar una mala impresión. Mientras se alejaba, el eco de la risa de Jay resonaba en su mente, pero esa sensación incómoda, una familiar inquietud, comenzó a enraizarse en su pecho una vez más.

𝐋𝐨𝐨𝐦 | SunKiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora