Capítulo 11: Fortaleciendo Lazos

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La mañana avanzaba lentamente sobre la ciudad, su característico cielo azul claro traía consigo una sensación de paz. Karuki caminaba hacia el parque de cerezos cercano a la casa de Satsuki, sintiendo cómo el viento fresco acariciaba su piel, llevando consigo el suave aroma de los cerezos en flor que bordeaban la calle. Mientras avanzaba, su mente divagaba, repasando los eventos de las últimas semanas.

Desde la tensa cena en casa de Sophie, donde había conocido a su padre, Mathieu, Karuki había estado sintiendo una incomodidad que no lograba sacudirse. Aunque él y Sophie habían hablado y decidido dejar atrás lo ocurrido, algo dentro de él seguía inquieto. Las palabras de Sophie habían calmado la tormenta, pero la desconfianza silenciosa de Mathieu permanecía, como una barrera invisible que Karuki podía sentir cada vez que recordaba aquel encuentro. Aunque Mathieu no lo había dicho abiertamente, su mirada dejaba claro que aún no confiaba en él del todo.

A pesar de eso, había habido un cambio positivo en su vida social. Las últimas semanas habían acercado a sus amigos y a las amigas de Sophie de una manera que Karuki no había anticipado. Poco a poco, Kuro, Shiro, Satsuki y Juliette comenzaron a compartir más tiempo juntos, descubriendo cosas en común entre ellos que no esperaban. Lo que empezó con encuentros ocasionales había evolucionado en un grupo más grande, una amistad inesperada que se expandía de forma natural. Kuro, con su humor sarcástico, y Satsuki, con su carácter serio, se entendían de una manera que sorprendió a todos, mientras que Shiro y Juliette encontraron en la ciencia y el arte un terreno compartido para largas charlas. Cada nueva interacción parecía fortalecer los lazos entre ellos, haciéndolos sentir más unidos.

Al llegar al parque, Karuki se detuvo un momento para admirar el paisaje. Los cerezos estaban en plena floración, sus pétalos rosados cubriendo el suelo como una alfombra suave. La brisa primaveral agitaba las ramas, llenando el aire con el susurro de las hojas y los pétalos danzando. Al fondo del parque, bajo la sombra de un imponente cerezo, Karuki vio a sus amigos ya reunidos. Kuro, Shiro y Juliette estaban acomodados sobre una manta, más en un ambiente de picnic que de estudio. Risas suaves llegaban a sus oídos mientras se acercaba, sintiendo cómo el nudo de tensión en su pecho se aflojaba al verlos.

"¡Mira quién decidió unirse a nosotros!" -Gritó Kuro con una sonrisa traviesa, levantando la pata en señal de saludo al ver a Karuki acercarse- "¿Listo para estudiar... o fingir que lo hacemos?"

-Karuki rió, sintiendo el alivio que siempre traía el humor de Kuro. Sabía que los estudios no serían lo más importante ese día- "Haremos el intento, al menos." -Respondió mientras se sentaba en la manta junto a Shiro, que, como de costumbre, tenía un libro de ciencias abierto sobre su regazo-

-Shiro levantó la vista de su libro y le dedicó a Karuki una pequeña sonrisa- "Con amigos cerca, hasta las tareas más aburridas se hacen llevaderas." -Dijo mientras se acomodaba mejor bajo la sombra del cerezo-

"No es solo la tarea, Shiro." -Respondió Karuki, sacando sus cuadernos- "Es todo lo que hemos pasado últimamente. De verdad necesitaba esto."

-Juliette, recostada sobre un cojín con los brazos detrás de la cabeza, soltó una risita- "Siempre es lo mismo con ustedes. Empezamos estudiando y terminamos haciendo cualquier cosa menos eso." -Dijo, rodando los ojos con una sonrisa- "Pero me alegro de que por fin tengamos un respiro."

Karuki se rio mientras sacaba uno de sus libros de historia, colocándolo en su regazo, aunque no estaba seguro de cuan productiva iba a ser la mañana. El sol brillaba suavemente entre las ramas de los cerezos, y el ambiente era relajante, percato para distraerse del estrés de las últimas semanas.

"Bueno, intentemos avanzar un poco, al menos antes de que Kuro empiece con sus trucos." –Dijo Karuki, abriendo el libro de historia-

Kuro, al escuchar su nombre, puso una cara de falsa inocencia.

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