Hidden in the closet

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Kirk y Lars son mejores amigos, la gente a veces los confunde por novios debido a que en ocasiones actúan... extraño, pero siempre niegan todos esos rumores, sobretodo Lars, al que no le agrada para nada todo ese tema del club arcoiris.

Por otra parte, Kirk se lo toma como lo que es, una broma, pero en el fondo, esconde un escreto que podría destruir su amistad con Lars.

Esa tarde de verano, Lars se encontraba preparando todo para una fiesta de piscina con sus amigos Kirk, James y Cliff, el moreno fue el primero en llegar, probablemente porque vive a dos casas, pero llegó a ayudar a Lars con la limpieza de la casa.

Pusieron música a todo volumen mientras se encargaban de recoger todo el desastre que Lars había hecho, sus padres no estaban y había estado organizando varias fiestas durante la semana.

Pese a todo el desorden, lograron limpiar todo a tiempo, para cuando Cliff y James llegaron con la cerveza y la comida, todo estaba impecable. Tomaron y comieron un poco dentro de la casa antes de salir a la piscina, por ese famoso mito de la madres de la digestión y toda esa basura.

Se llevaron una hielera con toda la cerveza dentro, la colocaron al lado de la pileta y comenzó la verdadera diversión. El primero en lanzarse fue Lars, haciendo un intento de clavado miserable, de ahí se lanzó James, luego Cliff y Kirk... bueno, en realidad no quería mojarse el cabello, era una de las pocas cosas que realmente le importaban, todos sabían como quedaba el cabello después de meterse en una piscina.
Sin embargo, terminó cediendo debido a la presión de sus amigos, que lo habían llamado marica.

— A ustedes no les pesa porque no tienen rulos, malditos idiotas.

— No seas maricón, Kirk, no eres un nena para preocuparte por tus ricitos de lodo.

Dijo Lars, Kirk rodó los ojos y tomó una cerveza, incluso él tenía que admitir que su amigo era un poco insoportable en ciertas ocasiones, pero no podía evitar quererlo demasiado.

Después de algunas latas, ya todos estaban bastante alcoholizados, menos Kirk, quien había tomado apenas dos cervezas, sólo observaba hacer el ridículo a los tres idiotas que tenía por amigos.

Los tres borrachos trataron de incluirlo en sus juegos, pero él aún estaba muy sobrio y no se sentía con el mejor humor, los comentarios de Lars habían tenido un efecto negativo en él, entre más se alcoholizaba, más idioteces salían de la boca de ese enano.

Salió de la piscina y entró a la casa, necesitaba despejar un poco su mente, no quería estar de malas en una fiesta con sus amigos más cercanos. Decidió subir rápidamente a la habitación de invitados para buscar una toalla y secar su cabello que ya había comenzado a resentir el efecto del cloro.

Durante todo ese tiempo, no se dió cuenta de que Lars lo estaba siguiendo. El cerebro alcoholizado de Lars creyó que era buena idea seguir a Kirk y asustarlo escondiéndose en el armario.
Se escabulló y entró al armario, escuchando todos los movimientos de Kirk.

— Maldito idiota, le voy a patear las pelotas... ugh, ¡mi cabello está seco!

Lars escuchó como Kirk hacía un berrinche, quiso reírse pero logró contenerse.

— De no ser porque me gusta ya le habría pateado el trasero.

En ese momento, Lars sintió como si de pronto estuviera sobrio, tuvo un momento de claridad en medio de su embriaguez y trató de procesar que era lo que acababa de escuchar.

— No entiendo porque me gusta tanto si me trata como la mierda, ¿por qué somos mejores amigos si nunca deja de criticarme?

Kirk nunca se había atrevido a hacerle frente a los comentarios de Lars, que aunque claramente iban en tono de broma, no dejaban de ser hirientes la mayoría de las veces, el enano no sabía donde parar y podía llegar a decir cosas muy crueles.

Lars estaba en un dilema, Kirk ya llevaba varios minutos en la habitación y su brillante idea de esconderse ahora lo tenía atrapado y escuchando como su mejor amigo se le declaraba accidentalmente.

Trató de sentarse encima de uno de los estantes, pero sin querer, golpeó la puerta del armario. Sabía que Kirk normalmente era muy cobarde, esperaba que esta ocasión no fuera la excepción, escuchó atentamente los movimientos del moreno y como era de esperarse, salió de la habitación asustado.

Lars salió con cuidado y se escabulló hasta la planta baja, Kirk ya estaba de nuevo junto a la piscina, Lars no sabía que hacer ahora que era consciente de los sentimientos de su mejor amigo.

Se mentalizó para no cagarla y decir algo que no debía, volvió a la piscina como si nada y trató de pasar un buen rato, pues ahora todos estaban relajados y disfrutando, pero le era difícil no sonrojarse con tan sólo recordar todo lo que Kirk había dicho en la habitación.

— Oye, Lars, ¿no hay fantasmas en tu casa?

— ¿Por qué?

— Subí a secarme el cabello y escuché un golpe en el closet.

— Tal vez se cayó algo, debiste de haber revisado, ¿qué tal si hay un ladrón?
Lars comenzó a reír, los otros también se rieron de Kirk, pero a él no le causaba ni un poco de gracia, pues realmente se había asustado.

— Ugh, a ustedes no les puedo decir nada sin que se burlen.

Lars en esta ocasión no se rió, recordó las palabras de Kirk. De ahí en adelante, la confesión de su amigo lo atormentaría, a menos que lo hablaran, pero, ¿qué podía decirle? Prefería no arruinar la amistad.

Kirk notó muy pensativo a Lars y se acercó a él.

— ¿Estás bien, Lars?

— Sí, me estaba acordando de algo.

— ¿Qué sucedió?

— Nada, es algo que me pidieron mis papás.

Aunque aquella respuesta no convenció para nada a Kirk, no insistió más y se alejó, cuando Lars no quería decir algo, definitivamente no lo diría, atravesar el caparazón de él no era sencillo.

Mucho menos cuando detrás de ese caparazón se escondían los verdaderos sentimientos por su amigo, ocultos bajo una gruesa capa de odio y miedo.

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⏰ Última actualización: Aug 16 ⏰

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