3. Un Regreso Inesperado

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La noche había sido elegante y llena de celebraciones en la mansión Hawke, pero al regresar a Storm Manor, Ariella Storm no pudo evitar sentir un vacío en el aire. La mansión estaba tranquila, en marcado contraste con el bullicio y el esplendor de la fiesta. Con el cansancio acumulado, se despojó del elegante abrigo y se dirigió hacia el salón para relajarse.

Sin embargo, antes de que pudiera asentarse, un sonido inesperado en la entrada principal la hizo detenerse. La puerta de entrada se abrió con un chirrido suave, y una figura familiar apareció en el umbral. Era Hunter Storm, su hermano mayor, que se mantenía en una postura decidida y su rostro mostraba una mezcla de sorpresa y seriedad.

Ariella se quedó paralizada por un momento. No había visto a Hunter en tres años, desde el funeral de su hermano Cody. La visita inesperada de Hunter, especialmente en medio de una noche tan cargada, la tomó por sorpresa.

—Hunter. — Dijo Ariella, avanzando hacia él con una mezcla de asombro y emoción. — No esperaba verte.

Hunter, con su cabello rubio más oscuro y una presencia imponente, cruzó el umbral y se acercó. Llevaba un traje oscuro que denotaba su carácter serio y profesional.

—Ariella —respondió Hunter, su voz cargada de una mezcla de familiaridad y distancia—. No he tenido la oportunidad de visitarte en mucho tiempo.

Ariella lo condujo al salón, donde se sentaron en sofás frente a una mesa de café. La tensión de los últimos años parecía desvanecerse momentáneamente, reemplazada por una conversación cargada de significado.

—¿Qué te trae por aquí, Hunter? —preguntó Ariella, con una mezcla de curiosidad y preocupación.— No hemos hablado desde el funeral de Cody.

Hunter se inclinó hacia adelante, su expresión seria y sus ojos reflejando una preocupación subyacente.

— Sí, lo sé. La última vez que nos vimos fue un momento difícil. Pero he venido porque hay algunos negocios recientes que están afectando la situación en la ciudad. — Dijo Hunter. — No estaba seguro de cómo estaban las cosas aquí, y pensé que era importante hablar contigo en persona.

Ariella frunció el ceño, considerando sus palabras. La ausencia prolongada de Hunter no había sido fácil de manejar, y su regreso inesperado en medio de una noche cargada de eventos le parecía enigmático.

—¿Qué negocios están en juego? —Preguntó Ariella. — ¿Cómo podrían afectarnos?

Hunter tomó un profundo respiro, intentando elegir sus palabras con cuidado.

—He estado investigando algunas nuevas inversiones y asociaciones que están surgiendo en la ciudad. Parece que algunos de estos negocios podrían cambiar el equilibrio de poder y afectar nuestras operaciones. — Explicó Hunter. — Es crucial que estemos al tanto de estos movimientos y cómo podrían influir en nuestra posición.

Ariella asintió lentamente, su mente comenzando a procesar la magnitud de lo que su hermano estaba diciendo. Aunque la noche en la mansión Hawke había sido una muestra de ostentación y diplomacia, sabía que los negocios y las alianzas siempre estaban en juego en el mundo de los vampiros.

—Entiendo. —Ariella se enderezó en el sofá, su expresión decidida. — Haremos lo necesario para adaptar nuestras estrategias y proteger nuestros intereses. Gracias por la advertencia.

Hunter se levantó, su mirada llena de una mezcla de orgullo y preocupación.

— Lo haré, Ariella. Asegúrate de mantenerme informado sobre cualquier novedad desde tu lado. —Dijo Hunter. — Estaré en contacto si descubro algo más relevante. Y, por favor, mantente alerta. Estos negocios pueden tener consecuencias inesperadas.

Ariella se levantó para acompañar a su hermano hacia la puerta.

—Lo haré, Hunter. — Dijo Ariella. — Cuídate y mantente en contacto.

Hunter asintió, saliendo de la mansión con una determinación renovada. Ariella observó cómo se alejaba, sintiendo una mezcla de alivio y inquietud. La llegada inesperada de su hermano y la advertencia sobre los negocios recientes añadieron una nueva capa de complejidad a su ya complicada vida.

La noche, que había comenzado con el glamour y el esplendor de una fiesta, ahora estaba envuelta en una sensación de incertidumbre. Ariella se dirigió hacia el salón, decidida a prepararse para lo que estaba por venir. La estabilidad de Sablehaven y la seguridad de su clan estaban en juego, y ella estaba lista para enfrentar cualquier desafío que pudiera surgir.

Después de la partida de Hunter, Ariella se quedó en el salón, inmersa en sus pensamientos. La conversación había sido intensa y reveladora, pero también había dejado un vacío en ella. Se dejó caer en el sofá, mirando las llamas danzantes en la chimenea.

A medida que la noche avanzaba, su mente comenzó a divagar hacia el pasado, hacia los días más simples y felices de su infancia. Cerró los ojos y permitió que los recuerdos vinieran a ella con claridad.

Era un día soleado en el jardín de Storm Manor, hace muchos años. Ariella, Hunter y Cody estaban jugando en el césped verde y bien cuidado que rodeaba la mansión. La risa de los niños resonaba en el aire mientras corrían alrededor, persiguiéndose unos a otros.

—¡Atrapa esto, Ariella! — Exclamó Cody, lanzando una pelota a su hermana con una sonrisa traviesa.

Ariella la atrapó con habilidad, devolviendo el lanzamiento con una precisión que hizo que Cody soltara un grito de admiración.

—¡Eres la mejor en esto! — Dijo Cody, corriendo para tomar la pelota de nuevo.

Hunter observaba desde una distancia cercana, su mirada protectora siempre atenta. Aunque era el mayor de los tres, estaba feliz de unirse a las travesuras de sus hermanos. Su risa profunda y contagiosa llenaba el aire mientras se unía al juego.

Más tarde, los tres se sentaron en el césped, cansados pero felices. Hunter había traído una caja de madera antigua que había encontrado en el desván. La abrió para revelar una colección de antiguos juegos de mesa y cartas.

—Miren esto. — Dijo Hunter, mostrando a sus hermanos el contenido con una sonrisa orgullosa. — Vamos a jugar a uno de estos juegos.

Se sentaron en el suelo, rodeados de las viejas cartas y fichas. Mientras jugaban, Hunter explicó las reglas con entusiasmo, y los tres se sumergieron en la competición amistosa. La tarde pasó rápidamente, llena de risas y camaradería.

Ariella recordaba cómo Cody solía reírse hasta quedarse sin aliento, y cómo Hunter siempre encontraba la manera de hacer que cada juego fuera emocionante y justo. Aunque su relación no siempre había sido perfecta, esos momentos de unión y alegría eran preciosos.

El recuerdo se desvaneció lentamente, y Ariella se encontró de nuevo en el presente, en el salón vacío de Storm Manor. La nostalgia y la tristeza la invadieron. Su hermano Cody ya no estaba para compartir esos momentos, y Hunter había estado ausente durante tanto tiempo. La visita inesperada de Hunter le recordó la distancia que se había creado entre ellos y cómo las circunstancias habían cambiado.

Ariella se levantó del sofá, dirigiéndose hacia una estantería cercana donde guardaba una foto enmarcada de aquellos días felices. Era una imagen de los tres hermanos, sonrientes y alegres, con el jardín de Storm Manor al fondo. La foto parecía un recuerdo distante y a la vez tan cercano.

Mientras observaba la imagen, Ariella sintió una oleada de determinación. Sabía que debía enfrentar los desafíos actuales con la misma fortaleza y unidad que habían mostrado en su infancia. Los negocios y las tensiones de los clanes eran complicados, pero la lealtad y el amor familiar seguían siendo su ancla.

Con una nueva resolución, Ariella guardó la foto en su lugar y se preparó para lo que estaba por venir. La noche no había terminado, y aún quedaban muchas preguntas por responder y desafíos por enfrentar. Pero con el recuerdo de su infancia y el apoyo de su familia en mente, estaba lista para enfrentarlos con coraje.

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