~The Murmur of the Shadows ~(I)

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El ruido en la Fortaleza Roja, como de costumbre, era constante

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El ruido en la Fortaleza Roja, como de costumbre, era constante. Desde que amanecía hasta que anochecía los pasillos se mantenían en un ruido constante. Todo esto a causa de las risas de los nobles, órdenes que daban los capitanes a sus soldados y como es evidente, los cuchicheos entre los sirvientes. Y es en medio de este silencio como T/N se deslizaba como si fuera una sombra más.

Ella empezaba su turno incluso antes de que amaneciera, sus manos ya se movía de forma automática, al recoger platos, limpiar suelos y haciendo recados desde una punta del castillo hasta la otra. Ella sabía que no le importaba a nadie quien era y ella se esforzaba en que eso siguiera así, ella prefería pasar desapercibida a realizar algún paso en falso y perder su trabajo.

Pero todo eso cambio una mañana. Mientras T/N llevababa bandejas cargadas de fruta hacía el salón, las órdenes, quejidos y gritos de la cocina retumbaban en su cabeza, "Ni se te ocurra distraerte" se repetía en la cabeza una y otra vez, pero al girar la esquina, debido a su distracción, el borde de su falda se engancho en una silla, y antes de que la pobre muchacha lo pudiera evitar, toda la bandeja de fruta que llevaba en sus manos se desplomo por el suelo.

El sonido que hizo las frutas al caer contra el suelo sonó como si un propio caballero con su armadura hubiera caído al suelo, sin contar con las burlas y risitas que soltaban el resto de sirvientes, lo que hacía sentir a T/N como un cordero junto a una manada de lobos.

-!"No puede ser, por el rey!"- dijo una cocinera desde la puerta, mirándola con odio y rabia- "No sabes hacer nada bien, siempre es igual, niña"-.

Tras estas palabras ella se levantó lo mas rápido posible y empezó a recoger las frutas del suelo antes de que alguien mas se diera cuenta del desastre que hizo. Pero, antes de que ella pudiera terminar de recogerlo, un silencio sepulcral sonó por la sala, provocándole un escalofrío por toda su columna. Ella sintió como esas miradas ya no se fijaban en ella, sino, detrás suya. Esto provoco que ella levantara su mirada encontrandose con él, el Príncipe Aemond Targaryen, el se encontraba en la entrada de la sala, con una pose recta y una mirada penetrante, aunque uno de sus ojos estuviera tapado por su característico parche, su otro ojo se posaba de manera fija en ella, haciéndola sentir incluso más indefensa.

-"¿Qué es todo este ruido?"-pregunto él, con un tono bajo y controlado, aunque fuera suave parecía que sus palabras cortaban el aire.

Esto provocó que el resto de sirvientes se pusieran en alerta, era sabido que si el príncipe hablaba de esta forma significaba peligro. Esto provoco que ella se quedara petrificada cual estatua , no se atrevía ni a mover un mísero músculo.

-"No es nada, príncipe. Solo ha sido una torpez" - dijo uno de los sirvientes, intentando destensar el ambiente-"Le juro que no volverá a pasar".

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