Mi nuevo hotel #Wattys 2015

Gracias

Pasaban los días y Leyla seguía sin aparecer.
Manuel cada vez se preocupaba más, hasta que cuando ya habían pasado dos semanas, fue a donde había sido la fiesta y empezó a seguir el camino que había recorrido con Leyla.

Logró llegar a la casa sin problemas, y cuando estuvo enfrente de la puerta, tocó el timbre.

Pasó un minuto y luego abrieron la puerta. Era una señora, aparentaba unos cuarenta, pero todavía se veía joven.

-Hola.-le dijo a Manuel con una sonrisa.
-Buenas tardes, ¿se encuentra Leyla? Le presté mi chaqueta y no la eh visto, me tiene un poco preocupado, puesto que nos veíamos casi a diario.
-Creo que te confundiste, aquí no vive ninguna Leyla.- le contestó la señora con un brillo en los ojos.
-Pero...hace unas semanas yo la acompañé hasta aquí. Estoy seguro de que era la misma casa. Me acuerdo de haber visto esos tulipanes de ahí.-dijo Manuel, señalando a los tulipanes.
-No, no lo creo.-siguió insistiendo la señora. Ahora sonaba un poco enojada.
-Pero yo vi como sacó las llaves, abrió la puerta y luego se metió a la casa. ¡Mire! Ahí hay una foto suya. Llevaba el mismo vestido de la foto la última vez que la vi.

Cuando acabó de decir eso, se arrepintió. La señora comenzó a llorar a cántaros. Y sus gritos no ayudaban para calmar a Manuel.

-¿Qué pasa? Perdón si dije algo que no tenía que decir.- al ver que la señora no contestaba se empezó a inquietar.

Se escucharon pasos seguidos de los gritos de un señor preguntando que qué pasaba.
Cuando vio a Mateo, le preguntó con tono duro:
-¿Qué le hiciste a mi esposa? ¡Contesta! ¿Qué pasó?
-Yo... yo solo... le pregunté... por...por Leyla.
La cara del señor pasó de furia y preocupación, a tristeza y confusión.
-¿Y por qué has hecho eso?
-Porque...no la he visto en unas semanas y tiene mi chaqueta.
-¿Unas semanas? ¿No serán unos años?
-No, la vi hace unas dos semanas.
-No estamos de humor para este tipo de bromas, ya hemos tenido que soportar muchas cosas con nuestra hija.
-Aunque ella diga que no tiene padres...parece que no lo hacen mucho caso si prefiere estar en la calle y negando de la existencia de su hogar.- Mateo sabía que se había pasado de la raya, pero no soportaba la situación.-Deberían decirle más seguido que la quieren, hacerle más caso, no dejarla fuera de todo. Estoy seguro de que no saben dónde está ahora.

Con esta última frase, los dos, marido y mujer, se quedaron con una cara que asustó a Mateo. Y lo peor del caso es que lo estaban mirando a él. Lo miraban con odio, tristeza, enojo.

La señora fue la primera en hablar.

-Por supuesto que sabemos dónde está. En la foto que viste, el vestido, fue con el que la enterramos.

Un silencio siguió a esto mientras Manuel trataba de procesar lo que había escuchado.

-¿A qué se refiere con "enterramos"?
-¡Deja de hacernos ésto! ¿No ves que es difícil hablar de ella?
-¿Pero de qué hablan? Es su hija.
-¡Era! ¡Está muerta! ¡Desde hace veinte años! Murió de 16 años.
-¡Pero si les acabo de decir que la vi hace unas semanas!-no podía creer lo que estaba escuchando.
-Déjate ya de bromas chico, no es muy agradable que nos hagas hacer esto.

Manuel suspiró.
-Tampoco es agradable para mi saber que mi amiga de la infancia está muerta. Lo siento, pero no los voy a dejar en paz hasta que no me muestren alguna prueba.
-Está bien. Si es lo que quieres, ven con nosotros.

Se dirigían a una iglesia.
Cuando entraron a la parte de atrás, lo único que se veía eran tumbas con flores.
Cuando llegaron a una en particular hallaron unaa nota que decía:
El misterio del muerto hay que encontrar, para el alma en paz dejar.

Gracias a Manuel pude volver a amar y sentir el amor otra vez. Evitó muertes innecesarias. Las que no pudieron ser evitadas hace unos años me hacen sentir culpable. Gracias Manuel.
-Leyla.
Manuel no podía creer lo que estaba ante sus ojos, pero lo que vio a continuación lo dejó sin aliento.
La lápida tenía escrito:
Leyla Crosswalf.
Muerte: 1984

No podía ser, estaban en el 2004. Veinte años después.

Y encima de la cruz, estaba colocada una chaqueta café.