El aburrimiento terminó.

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Jeffers estaba sentado en el columpio de la cabaña muy apartado de la civilización, parecía que él era el único ser humano en la tierra, no se escuchaba más que el sonido del viento al soplar entre los pinos y robles de las cercanías y los pájaros cantar, parecía el paraíso, y no era para menos, era justo lo que Jeff necesitaba para olvidar ese aburrido trabajo que hasta el día anterior era parte.

Esas residencias eran nuevas así que solo pocas se habían vendido hasta ahora y los dueños ni siquiera las habitaban aun.

Era tanta la relajación del hombre que estaba a punto de quedarse dormido, meciéndose lentamente en ese largo columpio que no estaba a más de 40 cm del suelo, en el que Jeffers arrastraba sus pies, era inevitable que cayera dormido.

En medio del sueño ligero y el silencio de la soledad algo despertó a Jeff, un crujir de una rama al romperse detrás de él, giro la cabeza rápidamente para inspeccionar pero no observo más que un enorme abeto con hojas amarillentas, no pudo importarle menos, al girar y volver a intentar soñar oyó un grito muy peculiar...de una mujer, se podría describir como el grito de un susto pero algo desgarrador, él solo lo ignoro, las mujeres suelen exagerar cuando gritan de esa forma pensó, pero aun así dio un vistazo rápido alrededor suyo donde solo veía árboles y campos verdes y dos cabañas tan solas como él en ese momento hasta donde alcanzaba su vista, aparte de su camioneta estacionada al lado de la casa en la que estaba columpiándose.

Llego la noche tan rápido como el parpadeo que Jeffers dio antes de volverse a dormir pero bueno, era de noche así que se tenía que irse de ese columpio en el que solo se vio obligado a escuchar el grito de hace horas una y otra vez en su mente durante toda la tarde, aun sabiendo que era prácticamente imposible encontrar alguna persona ahí ya que los dueños de las cabañas compradas aun no recibían las llaves de sus nuevas propiedades.

Él era el único en esa zona, al menos en un rango de un kilómetro así que como podría escuchar el grito de una mujer desde tan lejos, quizá solo fue una broma pesada de la imaginación de Jeffers, dio un suspiro y entro a la casa dispuesto a dormir.

Pensativo en la cama, Jeff paranoico pensaba en que había ocurrido un asesinato o un accidente y de ser así, ¿quién iba ayudar a la mujer que grito?... podría ir a investigar, después de todo nada realmente interesante había ocurrido en su vida, o al menos lo que él consideraba interesante.

Tenía tantas ganas de que hubiese ocurrido algo que se levantó rápidamente de la cama, tomo una linterna y una chaqueta de mezclilla con lana adentro y salió de la casa, no sin antes percatarse que una ventana estaba abierta.... Una ventana que el aseguraba como cerrada en su mente, pero, ¿y si volvió a ser su imaginación activa otra vez? Como sea... lo ignoro rápidamente, no sin antes echar un vistazo hacia afuera a través de ella, no vio nada más que un jardín verde y un poco húmedo.

Caminando colina abajo en la oscuridad del bosque pensando que haría si hubiera cuerpos ensangrentados tirados en el piso o conspiraciones alienígenas ya que, después de todo Jeffers siempre creyó en los grises, él solo quería que hubiera algo. Después de todo sin contar lo que viera esta noche nada evitaría que huyera mañana a primera hora....

Jeffers bajaba la colina a un paso relativamente rápido, casi a velocidad de caminata, siguiendo un rastro de terracería hasta que encontró la casa más grande de la zona, él no estaba seguro de donde había provenido el grito pero un sexto sentido le gritaba que era ahí, sin mencionar que la dirección parecía la correcta y no había otra cabaña cerca.

Así que con sus llaves universales que el dueño del fraccionamiento le había entregado para que fungiera como velador provisional hasta el día de mañana, abrió el enorme candado de una gran reja que se abrió con un gran rechinido hacia adentro...considerando que era nueva, entrando en el jardín de la casa, no vio más que un nomo de jardín roto y una manguera enrollada, ¿pero que demonios yacía un muñeco así en una propiedad no habitada y porque estaba despedazado?, se preguntó Jeffers en su cabeza, prosiguió a entrar en la propiedad que de casualidad tenía la puerta abierta, Jeffers entro estrepitosamente a inspeccionar pero después de dar un vistazo en el primer piso, no encontró nada más que muebles cubiertos por mantas blancas empolvadas encima.

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