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Tímidamente coloco mis manos en su torso. Mientras la música escala mis manos descienden hasta quedar en su cintura tal como un rompecabezas esperando por su última pieza por ser completada. Así puedo describir la perfección de ese contacto siendo que encajan de manera perfecta sin ningún error. Mi poca capacidad de razonar lo que hago desaparecía lentamente, dejé paso a que algo nuevo saliera de mí, reprimo mi impulso de separarme de eso por miedo a un cambio verdadero en mi yo. Todos están cansados de mí y mi persona igual, necesito dar este salto de fé.

No creo que haya sido la mejor opción empezar a explorar con él, pero no me arrepiento de nada. Hay algo en él que desde el segundo cero me atrajo y a regañadientes lo acepto.

Solo quiero probar un poco, quiero ver si logro ser yo mismo.

Buscar una identidad distinta, espero, Sergio, que tú me puedas ayudar en esto.

Sus ojos oscuros siendo atacados por las luces cambiantes de la discoteca hacen que me pierda ante ese carnaval de colores, logrando disfrutar cada vez su mirada cual objetivo era darme seguridad y algo más. Él sonríe y yo solo replico sus acciones faciales sin razón alguna, poco a poco posa sus manos detrás mi cuello entrelazados entre sí.

Su voz resuena en mi mundo, mucho más de lo que ha hecho durante estos años.

Sé que esto es diferente, puedo escuchar a Sergio más fuerte de lo usual, en mi corazón, puedo escucharlo aún más. Canta en voz alta la canción que suena de fondo:

—No sabes cómo te deseo...— Empieza un movimiento certero entre ambos al ritmo de la música, mirándo a Max fijamente—... No sabes cómo te he soñado...

Yo sonrío, me gusta mucho la canción, luego de un rato aunque no entienda lo que dice logro aprenderme el coro.

—Oye mi amor, no me digas que no— Continuó Max, pegando sus cuerpos— Vivamos juntando las almas.

Sergio suelta una risa ladina. Las copas se le fueron por completo a la cabeza. El prefería disfrutar del momento antes de pensar en lo demás y en sus consecuencias, moviendo su cabeza al son del ritmo—¡Oye mi amor, no me digas que no!— Su sonrisa crecía al tiempo que cantaba a todo pulmón—, Vivamos juntando los cuerpos.

Su felicidad es mi felicidad.

Poco a poco nuestras caras se fueron acercando.

Diviso como la sonrisa de Sergio se hacía más pequeña, no nos tocabamos por completo, lo atractivo de esto era el peligro que se sentía en aquel pequeño espacio que había entre nuestros labios. Nuestras reparaciones eran lo único que se unían e incluso ellas parecían estar disfrutando su enlace más que nosotros.

Meto las manos en la hoguera diciendo que tal vez, aunque nuestros miedos no nos permitan hacer el mayor paso estamos contentos con esa cercanía, aunque tenga límites.

Escucho como Sergio dice me llama, dudoso, en un susurro que casi no escucho.

Antes de que pudiéramos seguir siento como unas manos se posan con mucha fuerza en mis hombros sacándome un susto, veo como a Sergio le sucede lo mismo haciendo que nos separemos rápidamente buscando el culpable de ello.

—¡Veo que te la estás pasando muy bien Max!

—Ambos parecen que la están pasando demasiado bien ¿No crees, Charles?— Responde Carlos con una emoción y tambaleo en sus palabras. Todos están increíblemente borrachos—. ¿Te gustó la canción que puse Chequito? De seguro que la disfrutaste muy bien.

Alargó un poco el 'muy' haciendolo sonar como una vaca. Yo seguía con los nervios del momento y un poco mareado por el asunto. Trato de detallar las figuras de los ferraris pero todo me resulta borroso, busco con fuerzas la manera de hacer menos obvio este hecho. Escucho como Charles ríe de fondo dándome un pequeño dolor de cabeza.

Phony | Chestappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora