Seis

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Semanas después

Juliana manejaba a toda velocidad tratando de llegar a la gasolinera más cercana, cuando su camioneta se detuvo a media carretera.

-Maldita sea-manoteaba el volante

-Hola preciosa necesitas ayuda- le decía un hombre

-No gracias

-Pero es tarde y tú solita...

-No, gracias

-De lo que te pierdes

Sonó el claxon de un coche

-preciosaaaaa, baja, déjame ver qué le pasó a tu camioneta-insistía el hombre

-Ya te dije que no y déjame en paz

Juliana sube el vidrio de su camioneta y mientras busca su celular, escucha que dan algunos toques a la ventana de su puerta. Dispuesta a ponerle un alto al hombre que creía la seguía molestando, sin fijarse abre la puerta y al momento de hacerlo se da cuenta que a la persona que empujó fue a Valentina.

-Auch...- decía Valentina desde el piso

-Dra. Carvajal, perdón es que un idiota me estaba molestando y por buscar el celular abrí la puerta sin fijarme, déjame te ayudo a levantarte- le tendió la mano

-Ya me di cuenta, pero ¿qué te pasó? - decía mientras se sacudía

-Me quedé sin gasolina y no encuentro mi celular para llamar a la grúa

-En la camioneta traigo un bote, vamos a la gasolinera, solo movamos un poco tu camioneta, si no te multarán

-Peroo... ¿tú sabes cómo hacerlo?

-¿Hacer qué?

-Vaciar gasolina de un bote a la camioneta

-Clarooo, a esta hermosura a veces le gusta hacerme maldades y dejarme a medio camino- le señaló su camioneta

Entre las dos empujaron la camioneta y se dirigieron a la gasolinera, antes de regresar Valentina vio que cerca había un puesto de tacos y su estómago rugió.

-¿Tienes prisa Dra. Valdés?

-No, ¿por qué?

-Ven acompáñame a cenar

-mmhh

Juliana miraba expectante el puesto de tacos, mientras Valentina salivaba conforme esperaba el taquero las atendiera

-Buenas noches Güerita ¿qué les vamos a servir? - Les decía el taquero

-Deme tres de pastor- contesto Valentina

-¿Y a usted Güerita?- Se dirigía a Juliana

-Yo...

-¿No te gustan los tacos?- Le susurro Valentina a Juliana

-No los he probado

Valentina abrió la boca sorprendida

-Ten, prueba de uno de los míos, así sabrás si te gustan o no - Le acercó el plato Valentina a Juliana

Juliana mordió el taco, pero Valentina le había puesto demasiada salsa, ocasionando que Juliana empezará a toser y sudar por lo picoso de la salsa

-Esta rico, pero demasiado picoso- le respondía mientras se echaba aire y le tomaba al refresco de Valentina

-ooh, lo que pasa es que me gustan así de picosos

-Es demasiado para mí

-Pero solo comiste menos de medio taco

-me refiero a lo picoso

-aaah, Dra. Valdés, sí la mayoría de la sabrosísima comida mexicana tiene picante, no me digas que ¿no la has probado?

-Mi abuela Perlita, es una gran cocinera, y en las vacaciones me hacía distintos platillos mexicanos, pero eso ya tiene como 10 años, y como estudié en el extranjero y no se me da cocinar, te imaginaras que solo me defiendo con la comida precocinada y la de la cafetería de hospital

-Pues permíteme darte un tour por la exquisita comida mexicana en especial la callejera que suele ser la más deliciosa

-¿Tampoco sabes cocinar?

-Si se, solo que me encanta la comida callejera, pero no le digas a mi mamá...

-trato, solo si me dices Juliana

-bien Juliana, pero tú dime Valentina

-señor deme tres como los que le dio a ella

Al terminar se regresaron por la camioneta de Juliana y mientras Valentina colocaba una manguera, le pedía ayuda a Juliana para vaciar la gasolina al tanque de la camioneta

-Me ahorraste un buen de tiempo, gracias Valentina

-Tú me ayudas, yo te ayudo, además tenemos un tour pendiente

-Claro

Y los días pasaron, Valentina y Juliana por sus ocupaciones solo fueron a la fonda de la esquina del hospital por unos chilaquiles y un café de olla, dando así el inicio a tour gastronómico propuesto por Valentina

Open ArmsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora