**Capítulo 2: *Sentimientos Prohibidos***
Los años en Hogwarts habían pasado rápidamente, pero la tensión entre Draco Malfoy y Livia no había disminuido, sino que se había intensificado con el tiempo. Ahora, en su sexto año, ambos se habían convertido en figuras notables dentro de sus respectivas casas. Draco, con su porte aristocrático y su control sobre Slytherin, y Livia, con su firmeza y espíritu indomable, seguía siendo una Gryffindor admirada por su valor y su habilidad para enfrentarse a cualquier adversidad.
Draco la observaba desde la distancia, con una expresión que se había vuelto más grave y pensativa a lo largo del tiempo. Había algo en ella que le resultaba tan exasperante como intrigante. Aquella mezcla de fuerza y fragilidad, de desafío y vulnerabilidad, lo había llevado a un punto en el que ya no podía ignorarla. Era como si Livia se hubiera convertido en la espina en su costado, la que no podía extraer.
Esa tarde, en los terrenos del castillo, Draco se encontraba solo, apoyado contra un árbol cerca del Lago Negro. Había venido a buscar un respiro, lejos de las expectativas de su familia y de la presión constante que sentía en cada decisión que tomaba. Pero sus pensamientos no lo dejaban en paz. La imagen de Livia volvía a él con una intensidad que lo enfurecía. No debía sentir nada por ella. No podía.
La ira que sentía hacia ella, ese desprecio tan cuidadosamente cultivado, se había convertido en algo más oscuro y complicado. Sin darse cuenta, la había estado buscando en los pasillos, había estado escuchando sus conversaciones, observando cómo su risa iluminaba el día de los que la rodeaban. Y lo peor era que esa cercanía lo hacía odiarla aún más. La odiaba por hacerle sentir cosas que no quería, por desafiar cada precepto de su existencia, por recordarle que no era tan impenetrable como había pensado.
Livia apareció en su campo de visión, caminando sola a lo largo de la orilla del lago. Su andar era seguro, pero había una melancolía en su semblante que hizo que Draco frunciera el ceño. Por un momento, se sintió tentado a alejarse, a dejarla en paz. Pero el impulso fue más fuerte. Se acercó a ella sin hacer ruido, como una sombra, y la alcanzó justo cuando ella se detuvo a observar las aguas oscuras.
"¿Qué haces aquí sola, Livia? ¿No es usual que un Gryffindor esté tan lejos de sus admiradores?" La voz de Draco sonó tan fría como siempre, pero había una nota de algo más, algo que él mismo no quería reconocer.
Livia se giró lentamente hacia él, sus ojos verdes se encontraron con los de Draco, llenos de una mezcla de sorpresa y desdén. "No necesito admiradores, Malfoy. A diferencia de otros, no busco la aprobación de nadie para saber quién soy."
Draco apretó la mandíbula, sintiendo esa familiar punzada de irritación. "Siempre tan segura de ti misma, ¿no? Pero todos tenemos debilidades, incluso tú."
Livia no respondió de inmediato. En lugar de ello, lo observó con detenimiento, como si intentara desentrañar lo que realmente se escondía detrás de su actitud. "No sé qué juego estás jugando, Draco, pero no me interesa participar. Así que si estás aquí para otro de tus desafíos infantiles, pierdes tu tiempo."
El tono de Livia era cortante, pero Draco notó un atisbo de vulnerabilidad en sus palabras. Algo en ella había cambiado, y eso lo inquietaba. Sin pensarlo, dio un paso más hacia ella, invadiendo su espacio personal, sus ojos grises fijados en los de ella con una intensidad que Livia no pudo ignorar.
"¿Por qué sigues comportándote como si fueras tan intocable, Livia? La verdad es que eres tan vulnerable como cualquier otro. ¿O es que temes admitirlo?"
Livia lo miró con dureza. "No proyectes tus propias inseguridades en mí, Malfoy. Sé quién soy, y no necesito que alguien como tú intente demostrarme lo contrario."
La rabia creció en Draco, alimentada por esa familiar frustración que Livia siempre conseguía despertar en él. Sin pensarlo dos veces, levantó la mano y la empujó bruscamente hacia el árbol más cercano. Livia tropezó y se golpeó contra la corteza, su expresión cambiando a una mezcla de sorpresa y dolor.
"¿Ves? No eres tan fuerte como te gusta aparentar." Las palabras de Draco salieron con un veneno que apenas podía controlar.
Livia se sostuvo el brazo, frotando el lugar donde la corteza áspera la había lastimado. Sus ojos se llenaron de una furia fría, y cuando levantó la vista para encontrarse con la de Draco, él vio algo que no esperaba: desprecio absoluto.
"Puede que no sea invencible, pero al menos no soy un cobarde que descarga su frustración en los demás. Si crees que esto te hace fuerte, Malfoy, estás más perdido de lo que pensaba."
Draco sintió un torbellino de emociones dentro de él: culpa, rabia, y algo más que no podía identificar. Pero en lugar de dar un paso atrás, su orgullo lo hizo mantener la postura.
"Ya te he dicho que no me importa lo que pienses, Livia. Solo asegúrate de mantenerte fuera de mi camino."
Livia lo miró con firmeza antes de apartarse de él, ignorando el dolor en su brazo. Se dio la vuelta y comenzó a alejarse, su paso firme y decidido, sin darle a Draco la satisfacción de ver alguna muestra de debilidad.
Mientras la veía desaparecer en la distancia, Draco supo que lo que había hecho no tenía vuelta atrás. Pero, en lugar de sentirse aliviado, el nudo en su pecho solo se hizo más grande. La había lastimado físicamente, pero lo que más le dolía era que, en el fondo, sabía que se estaba destruyendo a sí mismo en el proceso.
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Más Allá Del Odio
RomansaDraco comienza a experimentar una emoción enigmática que no puede entender. Sus pensamientos sobre Livia se vuelven inquietantes, y lo que inicialmente era odio se transforma en algo confuso e inidentificable. A medida que los enfrentamientos entre...