I.

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Comenzando el día en Pandora, Cielo se encontraba en su hogar, lista para acompañar a Neytiri en las actividades del día

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Comenzando el día en Pandora, Cielo se encontraba en su hogar, lista para acompañar a Neytiri en las actividades del día. Juntas irían a recolectar frutos con otras Na'vi para preparar los futuros almuerzos que nutrirían a su gente, siguiendo el flujo de la vida que Eywa les otorgaba.

Se deslizaba ágilmente por las lianas y saltaba de raíz en raíz, con la gracia de una sombra que se mueve sin perturbar el equilibrio del bosque. Cielo sentía una conexión profunda con la naturaleza que la rodeaba, una paz que solo encontraba en este lugar. El sol comenzaba a ascender entre las copas de los árboles, bañando Pandora en tonos dorados y violeta. Su hogar, el bosque, se despertaba lentamente a su alrededor.

Al llegar al imponente hogar de los Sully, se topó con Kiri y Tuk, quienes sonrieron al verla. Tuk, la más pequeña, corrió hacia ella, y aunque solo le llegaba a la cintura, Cielo se agachó para abrazarla, respondiendo con cariño.

—¡Cielo! Me alegra tanto verte —exclamó Kiri, con una risa cálida—. Tuk me ha estado volviendo loca preguntando por ti cada dos minutos. —Bromeó mientras tomaba la mano de Cielo en un gesto cercano.

—Yo también me alegro de verlas —respondió Cielo con una sonrisa—. Lamento no haber venido antes.

—Ya te hemos dicho que puedes quedarte con nosotros, en nuestro hogar —dijo Tuk, con una expresión de tristeza en sus ojos grandes y brillantes—. Así estarías más cerca y no te extrañaría tanto.

—Para mí sería un honor pasar todo el día con ustedes —respondió Cielo suavemente—, pero quedarme en su hogar no se me hace lo correcto. Es su espacio, yo también tengo el mío.

Tuk hizo un puchero, claramente insatisfecha con la respuesta, pero Cielo la calmó con una caricia en la cabeza.

—Hoy iré con abuela Mo'at a buscar algunas plantas, y también tengo algunos pendientes con mamá. Trataré de regresar tan pronto como pueda. Traten de no extrañarme demasiado.

Tuk y Kiri rieron entre ellas. Justo en ese momento, Neytiri se acercó desde atrás, su porte sereno pero fuerte como siempre, saludando.

—Gracias a Eywa, me alegra verte, pequeña.

Cielo asintió respetuosamente.

—Igualmente me alegra verte, ¿iniciaremos ya? —preguntó con una emoción palpable. Le agradaba pasar tiempo con Neytiri; después de todo, habían formado un vínculo fuerte a lo largo del tiempo.

—Estaba a punto de ir por ti, pero justo te logré distinguir a lo lejos. ¿Vienes conmigo? —Cielo asintió con una sonrisa en su rostro, lo que hizo que Neytiri le devolviera una sonrisa sutil.

Tuk, siempre curiosa, interrumpió.

—Mamá, ¿puedo acompañarlas? —preguntó, con sus manos pequeñas entrelazadas detrás de su espalda.

CIELO || NeteyamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora