Tantos años separados, enamorados de tan chicos, y el amor aun perdura en ellos...
Renatta y Lionel se conocen desde chicos y se separaron... ella ahora es una gran cantante y el la promesa del fútbol
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La sesión de fotos se desarrollaba bajo una luz suave que realzaba los rasgos de Renatta. Mientras posaba, sus pensamientos se entrelazaban entre las instrucciones del fotógrafo y la cita que tenía esa noche. La reunión con Lionel Messi, después de tantos años, la tenía ansiosa, y cada click de la cámara parecía recordarle el peso de ese encuentro.
Cuando la sesión terminó, Renatta agradeció al equipo y se dirigió al vestidor, donde su teléfono vibraba con una llamada. Era Sebastián, su primo y quien siempre había sido su soporte en la montaña rusa de su carrera.
—¿Terminaste? —preguntó Sebastián al otro lado de la línea.
—Sí, ya estoy lista. ¿Me esperás afuera? —respondió mientras recogía sus cosas.
—Dale, no hay apuro.
Renatta se miró en el espejo, intentando controlar la oleada de nervios que comenzaba a invadirla. Respiró hondo antes de salir del estudio, y al llegar a la puerta, vio a Sebastián esperándola, apoyado en su auto, con esa sonrisa que siempre lograba tranquilizarla.
—¿Cómo estuvo la sesión? —le preguntó mientras subía al auto.
—Bien, la verdad, aunque cada vez me resulta más agotador. Este mundo es hermoso, pero también te drena —admitió Renatta, dejándose caer en el asiento del copiloto.
—Es parte del juego, Rena. Pero lo llevás bien —respondió Sebastián con una sonrisa, encendiendo el auto—. Pero, ¿por qué esa cara? ¿Te pasa algo?
Renatta dudó un momento antes de responder. Sabía que podía confiar en Sebastián, pero el tema era delicado.
—Es que... esta noche me voy a encontrar con Lionel Messi —confesó, observando atentamente la reacción de su primo.
Sebastián levantó las cejas, claramente sorprendido.
—¿Messi? Hace un montón que no lo mencionabas. ¿Qué onda?
—Volvimos a hablar hace poco. La verdad, no sé cómo surgió, pero decidimos vernos hoy. Sebas, es raro, porque... aunque pasaron años, siento que nunca dejamos de estar conectados de alguna manera —dijo Renatta, mirando por la ventana.
Sebastián asintió, comprendiendo la situación.
—¿Y cómo te sentís con eso? Porque, no sé, me imagino que debe ser un flash reencontrarte con alguien tan importante después de tanto tiempo.
