Capítulo 11: Día 2

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Izuku estaba tranquilo. Por lo menos, en la oscura paz de su mente nadie podía hacerle daño. No sabía cuánto tiempo llevaba inconsciente, o, a lo mejor, se había quedado dormido después de todo, era imposible saberlo.

O no tan imposible, cuando un débil rayo de sol entró por una ventana, dándole justo en los ojos al pecoso. Esto hizo que, para su desgracia, se despertara por la repentina luz.

Abrió los ojos lentamente, con la falsa esperanza de que todo lo sucedido hubiese sido un mal sueño, pero, nada más vio aquella madera grisácea por todos lados, su esperanza cayó en picado.

Una vez abrió los ojos del todo, intentó incorporarse. Estaba sentado con la espalda y el torso entre sus piernas, y la cabeza gacha. Pero, no pudo. Un dolor electrizante recorrió todo su cuerpo, los golpes de la anterior noche le estaban empezando a pasar factura. Dolían como si mil agujas le estuvieran siendo clavadas al mismo tiempo, una y otra vez, sin momentos de tregua.

Al final, poco a poco fue soportando el dolor como pudo, y logró ponerse recto. Se tomó su tiempo para parpadear seguidamente e intentar despertarse, aunque para su suerte o para su desgracia, el dolor lo podría mantener eternamente despierto. Se dio cuenta de que era temprano, bastante, no serían más de las 7 de la mañana.

Una vez estuvo lo suficientemente despierto, no sabe si consciente, o inconscientemente, miró un poco para abajo, hasta llegar a tener la vista de su torso.

Su vista estaba nublada, pero podía ver claramente como como su torso había pasado a obtener un tono lila y algo verde, en muchos puntos de su cuerpo. En su mayoría eran moretones, pero dolían más que eso, pero no era lo suficientemente doloroso como un hueso roto. Sorprendentemente, no parecía que ninguno de sus huesos hubiese sido fracturado, lo que lo alivio, pero aún así no quitaba el hecho de que las punzadas de dolor constantes seguían ahí.

De repente, todo lo que pasó la noche pasada le vino a la cabeza tan rápido como uno de los muchos martillazos que recibió. Las risas, la diversión, pero, sobre todo, el dolor, la agonía, y el sufrimiento, le vinieron como punzadas dolorosas. Trató de olvidarse de todo eso por un momento, como si no hubiese pasado, pero, al igual que los recuerdos de la anterior noche le vinieron en el mismo instante en el que miró su torso, el hecho de que cierta electricidad no corrió por su cuerpo cuando trató de usarlo, le sentó como un balde de agua fría.

Intentó usar One For All otra vez, pensando que lo de la noche anterior había sido un mero fallo por el dolor, pero, al igual que la otra vez, no había ni una chispa que recorriera su cuerpo. Entró en pánico, e intentaba activarlo una y otra vez, sin éxito alguno.

"¿¡Qué me pasa!? ¿¡Por qué no funciona!? ¿¡Qué será de esto!? ¿¡Qué será del legado!?"

Y con esa última pregunta en mente, lo inevitable entró en su cabeza.

"All Might..."

El hombre flaco y alto entró en sus pensamientos. Él le había dado su Don, su poder, un legado entero que mantener, y la había fastidiado. ¿Dónde estaba ese poder ahora? Perdido, estaba perdido. El trabajo de Izuku ahora era buscarlo, en lo más profundo de su ser, hasta encontrarlo, pero, era como si lo hubieran borrado, como si su tutor Aizawa hubiera usado su Don, como si ya estuviera dentro de él.

¿Acaso era verdad eso? ¿Se lo habían quitado? Y, si era así, ¿Por cuanto tiempo? ¿Días? ¿Meses? ¿Para...siempre?

El peliverde esperaba que eso fuese temporal, de lo contrario, ya no habría nada más que hacer, se habría llevado todo el legado, responsabilidad, y sueño, a la basura, aunque eso último era la menor de sus preocupaciones en ese momento.

Por ti, a donde sea [Bakudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora