Capítulo 12: Nueva alianza

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Katsuki se despertó.

Abrió los ojos lentamente, analizando su entorno, que no era otro que su propia habitación. Se fue acomodando poco a poco en su cama, mientras un dolor se apoderaba de la parte baja de su espalda. Una vez estuvo sentado en su cama, giró la cabeza para agarrar su teléfono el cual estaba en la mesita al lado del mueble en donde estaba. Otro dolor se instaló en su cuello nada más se giró. Había dormido en muy malas posición. Desbloqueó su teléfono.

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6:23

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Suspiró al ver lo tarde que era, aunque teniendo en cuenta que se había quedado dormido alrededor de la una y media de la madrugada, apenas había podido dormir. Miró al frente, encontrándose con su ordenador portátil aún encendido. En la pantalla se podían apreciar dos ventanas de Google abiertas. La primera, y la que se veía, era un anuario de hace un par de años de una prestigiosa escuela en la que su mayoría de alumnos eran hijos de padres adinerados. En esta se podía apreciar un total de treinta chicos y chicas con orlas y vestidos para la ocasión, pero no había ningún rostro conocido.

La otra pestaña en la parte superior del portátil tenía por nombre: "Secuestros recientes realizados por cinco chicos". Algo bastante obvio y evidente, una búsqueda clara y sencilla, pero aún así no pudo encontrar nada de utilidad. Al parecer su navegador solo le mostró la parte de "Secuestros recientes" y la parte de "Realizados por cinco chicos" se la había metido por el culo, tal como maldijo Katsuki cuando se dio cuenta.

Decidió levantarse de la cama y se dirigió directamente a su baño, arrastrando los pies por el cansancio. Entró y abrió el lavabo viendo el agua correr, con sus manos formó un cuenco y lo puso debajo del agua fría. Una vez recolectó suficiente, se la echó directamente a su cara. Repitió el proceso un par de veces más y luego se secó con una pequeña toalla. Se quedó un rato más analizando su rostro en el espejo. Su ropa estaba ligeramente arrugada e iba por libre en contraste con su cuerpo. Su cabello estaba completamente despeinado y tenía más puntas que nunca. Por último, su rostro era la viva imagen del cansancio. En su mejilla izquierda tenía las marcas de las sábanas que se le habían quedado pegadas y marcadas por la fuerte presión. Sus ojos lucían tan intensos como nunca, e intimidarían a cualquiera de no ser por las grandes bolsas moradas que tenía debajo, indicando lo poco que había dormido.

Salió del baño con las mismas ganas con las que entró, y se paró en medio de la habitación. Miró un poco a su alrededor, su mesa desordenada, su cama desecha y su propio ser más muerto que vivo.

Después de dos minutos mirando a nada en particular, empezó a estirarse para calmar sus dolores. Su espalda y cuello no reaccionaron del todo bien, pero calmaría el dolor aunque fuese solo un poco. Una vez terminó, cogió las llaves de su mesita de noche y procedió a irse del lugar. Cerró la puerta con llave, para que ningún curioso pudiera entrar, y se marchó.

Bajó las escaleras rápidamente y se dirigió a la cocina para poder desayunar algo. Sabía que no podría volver a dormirse una vez despertó, por lo que decidió que aprovecharía el día de hoy, y que mejor forma que empezar por el desayuno.

Cuando llegó, como se esperaba, ningún alma habitaba el lugar, mejor para él.

Procedió a prepararse el desayuno, no tenía la intención de hacer nada ostentoso o complejo, por no decir que apenas se esforzaría en hacerlo. Por lo que, cogió un bowl del cajón de arriba, leche del frigorífico, y cereales de la despensa. Como bebida haría un zumo de naranja.

Por ti, a donde sea [Bakudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora