La Travesía de Naruto Uzumaki en el Mundo Pokémon

Capitulo №11: Mi Primer Legendario

Capitulo №11: Mi Primer Legendario

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La luna, un disco plateado en el cielo nocturno, proyectaba largas sombras sobre el árido paisaje que separaba las aldeas de Kumo y Suna. Naruto, con el rostro endurecido por la determinación, corría a través de la desolación. La misión que Danzō le había encomendado era crucial, un rompecabezas que, una vez resuelto, podría cambiar el curso de la guerra.

La información que buscaba se encontraba en un pequeño poblado, un lugar olvidado en la frontera, donde la gente vivía con la amenaza constante de la guerra. Naruto, con el Sharingan activo, analizaba cada detalle del entorno, buscando cualquier indicio que lo guiara hacia su objetivo.

'No hay tiempo que perder', pensó, apretando los dientes. La fecha del enfrentamiento con Obito se acercaba, una batalla que se cernía sobre él como una tormenta inminente. El Uchiha, con su ambición desmedida y su poder abrumador, buscaba el control del Kyubi, el Bijū que habitaba en el interior de Naruto.

La tensión era palpable, una sensación que se extendía como una niebla espesa en su mente. El Sharingan, con sus patrones rojos y negros, reflejaba la amenaza que se avecinaba. Naruto, con la mente agudizada por la adrenalina, se movió con una rapidez sobrehumana, sus pies apenas rozando la tierra.

Al llegar al pequeño poblado, una colección de casas de adobe y piedra, encontró un silencio inquietante. La mayoría de los habitantes estaban fuera de sus hogares, haciendo sus deberes o paseando. Naruto, sin perder tiempo, se adentró en el poblado, sus sentidos alerta.

Con la ayuda de sus clones, que había aprendido a crear con la ayuda de los recuerdos de un conocido, no tan conocido, Naruto aceleró la búsqueda. Sus clones, réplicas perfectas de sí mismo, se dispersaron por el poblado, inspeccionando cada rincón, cada casa, cada callejón.

El tiempo se convertía en un enemigo implacable. Cada minuto que pasaba, la amenaza de Obito se hacía más real. Naruto, con la mente trabajando a toda velocidad, analizó la información que sus clones le proporcionaban.

Finalmente, en una vieja taberna abandonada, casi en ruinas, encontró lo que buscaba. Un viejo tomo con tapas de cuero, lleno de escrituras antiguas, que contenía la información que necesitaba

Con la información en su poder, Naruto se alejó del poblado, buscando un lugar seguro para analizar la información. La noche se había extendido sobre el paisaje, creando una atmósfera de misterio y peligro.

Mientras corría a través de un bosque oscuro, un torbellino de polvo y energía se abrió en el centro de una llanura cercana. De él emergió Obito, envuelto en su capa negra, su rostro oculto tras una máscara naranja.

"Parece que al final sí apareciste, Naruto", dijo Obito con calma, su voz resonando en la quietud de ese día, mientras sostenía en su mano el gumbai que Naruto reconocía como el de Madara Uchiha.

"No es como si lo hubieras esperado... Obito Uchiha", respondió Naruto con determinación, manteniendo la compostura a pesar de la presión del momento, mientras observaba cómo el único ojo de Obito se abría y luego se recomponía.

"No sé a qué te refieres", dijo Obito, intentando desviar la atención de su identidad, tratando de mantener un velo de misterio sobre su verdadero ser.

"No te hagas el desentendido, Obito. Sé perfectamente quién eres. Eres el único que comparte el Mangekyō Sharingan con Kakashi, incluso poseen la misma habilidad", reveló Naruto con astucia, una chispa de desafío brillando en sus ojos detrás de su máscara.

"Bien, mocoso, has descubierto mi identidad. Sí, soy aquel Uchiha que se creía muerto durante la Tercera Gran Guerra Shinobi, a causa de la ineficiencia de mi compañero", contó Obito con seriedad, su tono cargado de molestia y resentimiento. "Pero eso no es lo importante ahora. Como ya sabes, me he cansado de estos juegos. Solo retrasan mis planes. Por lo tanto, es hora de poner fin a todo esto, de una vez por todas, acabando contigo y extrayendo al Bijū que llevas en tu interior."