Prólogo

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HAN JISUNG

Hola, me llamo Han Jisung. Tengo 16 años y vivo en una pequeña casa cerca de la ciudad. Antes vivía con mis padres, mi hermano mayor y mi abuela, pero hace 7 meses mi abuela murió, así que ahora solo estamos nosotros cuatro. Al principio nos costó mucho superar su perdida, pero poco a poco, mis padres y mi hermano lo fueron superando. Pero a mí no se me hizo tan fácil, porque era el que estaba más unido a ella. Cuando quería que mis padres me compraran algo, mi abuela me ayudaba a convencerlos o me lo compraba ella. Si lloraba por algún problema con mis amigos o mi familia, se lo contaba todo y ella me consolaba hasta que dejara de llorar, y después me ayudaba a solucionarlo. Siempre estaba ahí cuando la necesitaba, era la mejor.
Cuando por fin estaba consiguiendo no llorar cada vez que la recordaba, mis padres me dijeron que nos teníamos que mudar a la ciudad. Eso significaba que dejaría mi casa, mi escuela, mis amigos... prácticamente toda mi vida atrás, y tendría que empezar una nueva, como si fuera la cosa más fácil del mundo. Según mis padres nos teníamos que mudar porque en la ciudad, su empresa podía llegar a ser más grande y así poder conseguir más dinero. Al principio mi hermano y yo nos enfadamos muchísimo, porque ninguno quería mudarse, pero después entendimos que sería lo mejor para nuestra familia.

A ver que me espera en esta nueva vida.

LEE MINHO

Hola, me llamo Lee Minho y tengo 17 años. Vivo con mi padre en la ciudad y estudio en una escuela muy cerca de mi casa. En mi escuela soy muy popular, gracias a mi hermosa belleza y mi talento a la hora de bailar y cantar, resumiendo, que todo el mundo me adora. Tengo muchos amigos, demasiado diría yo, y eso hace que a veces me agobien, porque todos quieren estar conmigo. Pero esos amigos solo son por compromiso e intereses. En realidad solo tengo tres verdaderos amigos que los quiero muchísimo.

¿Mi vida parece perfecta, verdad?

Pues lamentablemente no lo es.
En la escuela todo parece genial, pero en mi casa es una completa mierda. Mi madre murió cuando yo tenía siete años. En un accidente de coche, cuando me iba a recoger de la escuela. Fue un golpe demasiado grande para mí. Era un niño, y lo que más necesitaba era a mis padres. Yo lo pasé muy mal, pero mi padre muchísimo peor. No sabía cómo manejar su tristeza, y lo único que supo hacer fue echarme la culpa a mí de la muerte de mi madre. Me decía que si yo no hubiera nacido, mi madre no hubiera muerto en ese accidente. Siempre me repetía las mismas palabras, día tras día, nunca se olvidaba de decirme lo mucho que le había fastidiado la vida. En ese momento solo tenía siete años, no tenía que aguantar esas palabras, no era gusto, yo nunca tuve la culpa. Cuando era más grande, un día explote y me encare a mi padre. Lo único que conseguí fue, quedarme dos días enteros sin comer y una cicatriz en la muñeca que me hizo al amenazarme con un cuchillo. Desde esa vez me di cuenta de que lo único que podía hacer era aguantar las palabras y amenazas de mi padre.
Y aquí estoy, diez años después y sigo exactamente igual. Tampoco puedo hacer nada, me arriesgaría a tener un castigo peor que la otra vez.
Segundo problema: Tengo a todas las chicas que podría querer, pero soy guy. Aunque eso no me preocupa, porque por lo visto hay chicos que también les gusto. El problema es que no se lo he dicho a mi padre, pero bueno, pensándolo mejor, seguramente ni le importa.

Destino_ MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora