Capítulo 2

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Corazones de chocolate

Corazones de chocolate

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Maldita ciudad. Lo único que trae estar aquí es desgracia, pero estoy cumpliendo el favor de un buen amigo. Pero nunca pensé que ese favor vendría con un rostro tan angelical.

Mi vista se fija en el chico rubio que está vestido de otro rosa más claro, que sube al auto de otra mujer, su semblante preocupante me hace querer seguirlos y saber qué lo ha puesto así, pero controlo mis instintos y me quedó ahí, hasta que los pierdo de vista.

Gustabo Holliday antes Gustabo García, fue adoptado a los 4 años por el Inspector Jefe Noah Holliday que lo rescató de un hogar dónde abusaban de él, hubo un enfrentamiento y nadie era consciente de que había un niño y salió herido, la doctora Clara Castro fue quién se encargó de él y ahora es su madre. Hijo único. Tiene 24 años. Podría decir que es el típico niño mimado, pero sería solo un comentario superficial, tiene un penthouse con vista a la playa, un auto deportivo, un jeep y una motocicleta. Ningún arma a su nombre. Lo cuál me sorprende, al ser hijo de policías debería tener una.

Abrí la puerta de su casa y miré su interior. Ayer estaba oscuro y no pude apreciar todo, es demasiado para una persona, insisto que tendría una mala idea de Gustabo de no haber escuchado todo lo qué me dijo ayer. Generalmente uno se abre mejor con las personas que sin extrañas para ti, es más fácil y él realmente quería hablar, está solo. Todo su círculo se relaciona con sus padres, incluso su ex, el cabrón de Jack Conway. Lo único qué sé es qué tras la caída de The Union a manos de la CIA, Gustabo se apartó del todo y no fue más llamado a ningún caso. No pasó la Academia por el examen psicológico, tiene tendencias psicóticas y sociópatas, así como también es narcisista. Examen de armas, reprobado. Pero resulta qué es bueno estudiando a la gente, un buen perfilador o al menos eso creía, ya que desde que terminó con Jack Conway curiosamente nadie lo ha llamado para nada.

No desayuno. ¿Por qué? Tenía que comer lo que le hice, después de las reacciones que tuvo ayer, debería de haber comido algo. Maldita sea, debía haberlo llevado a cenar ayer después de todo.

Bueno, ayer fue un día bastante extraño. El día que aterrizó en está ciudad y voy al lugar dónde solía ir con mi hermano, me encuentro, primero a un muerto y segundo a un chico que parecía querer saltar, dicho chico es la razón por la que estoy aquí. Matarlo. Pero tengo un objetivo que me puse apenas lo vi ayer, tal vez lo mate cuando esté tan sumido en su miseria. Cuando él mismo no pueda ni siquiera seguir adelante por toda la sangre que tenga en sus manos.

Quiero destrozarlo. Quiero corromperlo, el asesinato de ayer fue una pizca de que entre más sumido este en su oscuridad menos podra salir, quiero que no se reconozca, quiero que lo único que pueda ver en su reflejo sea a mí detrás de él. Quiero ver ese rostro angelical completamente jodido.

Sí, eso quiero, pero... ese rostro tan angelical, esos ojos que son como cadenas que te atan a él.

Estar a su lado fue como sentir una extraña sensación de... deseo. Verlo sonreír y ver cómo sus ojos brillaban cuando me contaba cosas que le gustan, que le gusta patinar me hizo sentir ¿anhelo? Me hizo reír, algo que hace años nadie provocaba, más que mi hermano con sus estupideces y ahora está muerto. Su fantasma aún me atormenta. Es tan jodido que el chico que quiera matar sea el mismo que me tenga atado a él de una manera... ¡maldición!

Love CrimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora