Capítulo 5

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Vigilado

Siento cómo si alguien me estuviera mirando, vigilando, una intensa mirada, abrí los ojos de golpe y me encuentro con la intensa y oscura mirada de Kain

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Siento cómo si alguien me estuviera mirando, vigilando, una intensa mirada, abrí los ojos de golpe y me encuentro con la intensa y oscura mirada de Kain. Jodido Dios. Está de pie en la puerta de mi habitación, tiene el torso descubierto y una taza de café humeante en sus manos. Me es imposible no recorrer la mirada y dejar de pesar razonable, la tinta negra que cubre su piel, su esculpido y delicioso cuerpo, sus grandes músculos, lo marcado que tiene el abdomen, justo como una chocolatina, la boca se me hace agua, su cabello está revuelvo y no ha dejado de mirarme con esos pozos negros sin profundidad.

¿¡Tuve sexo con un hombre al que no conozco ni su verdadero nombre!?

Escucho una risa que me hace verlo, tiene una sonrisa que ensombrece su rostro, pero no es su risa, la conozco y sé qué esa risa que escuche no es de él. No quita el hecho de que tuve sexo con un hombre que no conozco.

— Buenos días, ricitos – su voz ronca me estremece y me hace mirarlo a los ojos de nuevo. Se acerca a mí y extiende la taza de café a mí. – Preparé el desayuno, después de todo lo que hicimos anoche, es justo que te alimente – acaricia mi mentón y la forma en la que dijo lo último sé que no habla de la comida en sí.

— Gracias – susurró.

Me da un besó en la frente y me quedo un poco aturdido mientras sale de la habitación. ¿Qué mierda me pasa? Estaba tan jodido ayer qué lo único que quería era sacar a Conway de mi cabeza y vaya qué Kain lo ha logrado. Escucho un ronroneo a mi lado y miró el otro lado de la cama, el gato negro está hecho bolita, dormido, suspiró con una sonrisa y acaricio su pelaje, dejóa la taza de café en mi mesita de noche y miró al almohada a mi lado, ¿se acostó conmigo? Maldita sea, siempre qué estoy con él, no puedo recordar mi último momento a su lado. Lo último que recuerdo es montarlo en mi sofá, el mero recuerdo me enciende las mejillas. Tomó la almohada y la huelo... sí, huele a él.

Dejó la almohada de lado y entonces veo a Kain llegar con una bandeja y el ceño fruncido cuando ve que dejó la almohada. Aprieto los labios y una risa nerviosa se escapa de mis labios.

Desconocido o no, me ha dado mejor trató que muchos que conozco. Pone la bandeja dónde he puesto en café, me siento en la cama y el aroma de todo lo qué preparó me abre el apetito, la boca me saliva por comer, estoy por tomar el pan francés cuando él toma mi muñeca, lo miró y él toma el pan francés, lo miró confundido, no suelta mi muñeca, acera el pan a mi boca y comprendo a lo que se refería con que quería alimentarme. Lo miró un momento, su vista está fija en mi boca, trago seco y abro la boca dejando que me dé de comer en la boca.

Diría que es infantil, bobo, pero es todo lo contrario... es casi erotico el cómo me está alimentando. Cuando ve que no voy a mover mis manos, suelta mi muñeca, el silencio está cargado de pura tensión sexual, chupo sus dedos cuando me termino el pan y eso parece provocarlo, veo cómo se lleva sus dedos a su boca y pasa su lengua por ellos. Tengo que apartar la mirada, me siento sofocado y seguramente ya tengo una puta erección.

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