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Desde ya hace un tiempo que quiero mejorar mi flexibilidad. Es por eso que estaba haciendo ejercicio para eso, en ese momento. Estiraba mis piernas y trataba de tocar la punta de mis pies, me iba de un lado al otro tratando de abrirme de piernas al máximo... Pero todavía no podía.

De un momento a otro me acordé de un reel en Instagram de como quedarse con las piernas en el aire solo apoyada de las manos, y me dije, ¿por qué no? Y de idiota lo intenté.

Puse mis piernas rectas en la pared con mis manos atrás del cuello en el piso, levanté la pelvis de forma tal que mis nalgas se despegaron de la pared y mi espalda del suelo. Todo iba bien hasta que se me olvidó como se colocaban las piernas y me fuí de caída.

En el piso me empecé a reír como loca, de seguro mi familia al otro lado de la puerta de mi cuarto se estaban preguntando que demonios había pasado pero nadie vino a preguntar, estaban acostumbrados a mi desastre.

Me senté y miré mi guitarra. Sin querer la había movido un poco cuando caí al piso. Inconscientemente miré la marca de la puerta que había al lado. Antes había sido una puerta pero la habían sellado porque ahora daba para la habitación de mi hermano. Y nadie quería que nuestras habitaciones se conectaran.

De un momento a otro una idea loca se me ocurrió.

—¿Te imaginas que de esa puerta se abra un portal al último libro que leí? Lo último que leí fue el manga de Kimetsu no Yaiba... ¿Te imaginas yo luchando contra demonios? Que loco... Perdería al instante —no pude evitar reírme otra vez —. Mejor me callo no vaya a ser que piensen que estoy loca...

Whish you hell de Wendy sonaba por mi teléfono, así que apagué la música y me estiré, todavía estando en el piso un poco adolorida. Si me volvía a dar en la cabeza de esa manera me iba a crear un tumor, un derrame o algo así.

Me paré y fui a arreglar la guitarra, solo que me tropecé con uno de los tantos zapatos que siempre dejo tirados por todo mi cuarto. Y me fui de boca contra la pared, la misma de la que estaba pensando hace unos segundos.

Y justamente cuando pensé que no me daría ningún otro golpe, mi desastroso cuarto me dice lo contrario.

Cerré los ojos esperando el impacto pero la caída fue más larga de lo normal. En vez de sentir el golpe en la cabeza, sentí como caía en un charco de agua.

—¡Ah! ¡Mierda! —dije sin pensar. Me levanté un poco y abrí los ojos y lo que ví me dejó en shock —. ¿Pero qué mierda... ?

Todo había cambiado, ya no era mi habitación. Ahora era una calle feudal. Mucha gente iba y venía pregonado cosas y con canastas en sus cabezas o espaldas, todos muy agitados. Se notaba a leguas que eso era la calle principal de a saber que lugar. Y yo estaba en ella, así de la nada.

Miré el charco donde habia caído y me fijé que estaba creando un charco de lodo en vez de agua limpia.  Por lo tanto, mi ropa estaba toda sucia.

Me levanté lentamente mirando desconcertada hacia los lados y la gente también me miraba a mí con cara rara. Y me di cuenta del por qué: mi vestimenta. Todos andaban con kimonos y trajes samurai de esos, y yo andaba sin zapatos, una licra y una blusa negra corta con una carabela que decía "Do or Die".

Empecé a caminar hacia atrás sin ningún sentido de orientación y me metí en el primer callejón que encontré, que justo estaba a mi derecha. No sabía cómo había llegado allí, no sabía cómo volver, no sabía dónde estaba y mucho menos en que año, porque si de algo estaba segura es que esa forma de vida ya no se usaba. ¿Gente con kimonos y cestas en la cabeza? Eso parecía asiático, pero del siglo pasado.

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⏰ Última actualización: Aug 18, 2024 ⏰

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