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NELLA OBSERVABA CON SATISFACCIÓN EN SU ROSTRO como su padre destruía todo lo que estaba a su alrededor. Podía jurar que si tuviera mechas de cabellos se las arrancaría de la rabia.
Observó por aquella bola de cristal como el hijo de Zeus, Hércules, brincaba de entusiasmo cuando el sátiro aceptó ser su entrenador.
Y aunque al igual que su padre ella deseaba estar en la cima, le causaba cierta risa como su padre perdía la cabeza por aquel rubio adolescente.
Y lo peor es que apneas estaban comenzando.
Aplaudió cuando todo a su alrededor estuvo hecho pedazos───. Muy bien padre. Ahora no solo destruiste tu dignidad, si no que también tu habitación.
Hades se volteó furioso hacia su descendencia. Su Megara no lo mataba de rabia, Nella lo haría.
─── Pequeña hija de-
Sin embargo, sus flamas disminuyeron al saber que tenía que controlarse al tratarse de su única hija. Mostró su mejor sonrisa, tronando sus dedos para tragar su coraje.
─── Podrías hacer muchas cosas en vez de solo estar observando.
La menor hizo una mueca negando con la cabeza. Observó sus pálidas uñas con desinterés, queriendo desaparecer del lugar al saber a la perfección lo que su padre estaba planeando.
Hades sonrió con sinismo, acercándose hasta su hija para tomarla por lo hombros, ejerciendo cierta presión sobre estos.
─── Eres una pequeña niña malcriada. ───murmura entre dientes───. Ahora se de utilidad para tu padre y ve al mundo de los mortales.
─── ¿Y qué se supone que haga ahí? ¿Matar a todos y ser otro peón?
Hades sonrió ante sus palabras. Por lo que Nella dijo un fuerte y claro "no".
─── Realmente no tienes opción... ¡Pena!
─── ¿¡Si!? ¡Ya voy su excelencia!
Nella cerró los ojos cuando escuchó un fuerte estruendo. Eso y el hecho de que su padre jugaba con la flamas de su cabello rosa mexicano.
─── ¡Pánico!
Los rápidos pasos del pequeño esclavo llegaron a los oídos de ambos semidioses. Nella observó como este ser color turquesa traía entre sus manos un frasco vacío.
Hades se lo arrebató de las manos y se acercó de nuevo a su hija. Aquella sonrisa no desaparecía de su rostro.
─── Eso está vacío. ───señala Nella.
─── Oh, por supuesto que no Nella.
Hades inclinó en frasco, haciendo notar un liquido rosa pálido, el cuál se balanceaba de un lado a otro. Un escalofrío recorrió el cuerpo de la joven diosa.
