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Viktor observaba a su alrededor sin necesidad de que las palabras salieran de su boca. Sus ojos lograban decir todo con tan solo mirar a todos lados con desprecio.
Cómo todos los clanes discutían entre ellos y decían porquerías con tal de ser los vencedores. Con tal de ganar la mano de la princesa.
Princesa cuyo nombre ni siquiera conocían.
Su padre, a un lado suyo, de vez en cuando soltaba unas cuantas palabras malsonantes hacia los otros hombres, pasando su mirada hacia su único hijo con cierta desaprobación.
Desde un inicio su muchacho se había negado a participar en aquellos juegos. Sin embargo, ahí estaba, fastidiado y con una espantosa cara larga.
La música de las gaitas se escuchaba por toda la sala. El ambiente era tan agradable que incluso el mismo rey se había unido a dicha pelea.
Viktor hizo una mueca de disgusto al ver a un soldado de su clan tambalearse a un lado suyo antes de caer al suelo en un golpe seco.
Se levantó del asiento en donde estaba recargado al ver cómo la Reina se abría paso entre los hombres sudorosos. Su porte hacia que todos se hicieran a un lado y se inclinaran hacia ella mostrando respeto.
Todo hasta llegar a los líderes de cada clan. Una vez frente a ellos, tomó a cada uno de una oreja ───incluido a su padre─── y los arrastró hasta el frente.
La reina comenzó a hablar por su esposo ───quien solo retrocedió y bajó la cabeza───.
Viktor pretendía escuchar sus palabras, sin embargo, su completa atención se desvió hacia la primogénita mayor del reino.
Sonrió por lo bajo al observar aquel rebelde mechón anaranjado que se escabullia del blanco gorro que tenía su vestido.
Mérida sintió la mirada del masculino, por lo que rápidamente volteó para que sus ojos chocarán con los de él.
Viktor inclinó su cabeza un poco en su dirección formando una sonrisa. Y Mérida sintió como su cara comenzaba a calentarse poco a poco.
─── Arquería. ───balbucea por lo bajo───. ¡Arquería, arquería! ───carraspeó ante la furica mirada de su madre───. Yo elijo, arquería.
La reina asiente───. ¡Que los juegos comiencen!
• • •
No sabía cómo había llegado hasta ahí. En medio del bosque mientras escuchaba como la princesa gruñía y pisoteabs el suelo con furia.
Solo recordaba aquella feria que los reyes habían organizado. Había estado participando en algunos juegos solo por diversión, hablando con una cuantas doncellas y bebiendo cosas que definitivamente no eran solo agua.
