Naruto - La Voluntad de Fuego

Capítulo 4 - Dulce tormenta

El Granma Ventoso

Al examinar el cartel, Naruto observó la fotografía de un individuo varón de pelo oscuro y pecas, con un sombrero naranja y sin camisa. "Portgas D. Ace, se busca vivo o muerto", leyó el rubio al examinar el cartel. Sintió una leve decepción al ver que su recompensa era en realidad superior a la de cien millones de Beri. "Me pregunto qué habrá hecho", preguntó mientras Dragón cogía uno para sí y lo miraba con expresión inexpresiva.

"Hm", respondió Dragón, indicando que no estaba seguro de sus sentimientos respecto al póster.

"¿Es alguien que conoces?" preguntó Naruto, observando que Dragón no parecía especialmente complacido ni molesto. Normalmente, el hombre era difícil de interpretar a primera vista debido a su aspecto generalmente estoico. Sin embargo, utilizando sus poderes, podía percibir que no estaba enfadado.

Dragón miró brevemente a Naruto antes de volver su atención a la imagen de Ace. "Sólo era alguien con quien mi hijo tenía amistad", afirmó, dando por sentado que si Naruto iba a mostrarse comunicativo, también podría corresponderle. El hecho de que compartieran apellido sería evidente para cualquiera que supiera quién era él.

"¿Tienes un hijo? preguntó Naruto.

"El hombre parece ser mayor de lo que era tu padre cuando te tuvo. No es inesperado que tenga familia", dijo Kurama a su anfitrión, irritado por el hecho de que intentaba echarse una siesta y le resultaba difícil con el odioso rubio hablando tan alto.

"Creo que ya has dicho que no tienes familia", dijo el shinobi antes de volverse hacia Dragón. "Sin embargo, la recompensa de este individuo es considerable. Por lo tanto, supongo que debes de ser bastante bueno".

Esto divirtió a Dragón, que había supuesto que la recompensa de Ace era realmente tan alta. "Eres consciente de que hay individuos en el mundo con recompensas que superan los mil millones de beris, ¿verdad?", preguntó, consciente de que el rubio alienígena no tendría una idea realista de las sumas que los marines estarían dispuestos a pagar por la cabeza de un emperador, sus altos mandos o incluso su propia cabeza.

¿"BILLONES"? exclamó Naruto, con los ojos desorbitados por la incredulidad.

"Sugiero que dejemos de discutir sobre el trabajo y nos unamos a las celebraciones por la libertad de nuestros colegas". Uno de los revolucionarios se acercó, llevando dos jarras llenas de cerveza. Entregó una a cada uno de los hombres.
"Vamos a relajarnos, Dragón. Hemos demostrado a la oposición que no son invencibles. Fuiste testigo de las acciones de Naruto al quitar el arma de fuego de la mano del oponente. Parecía a punto de caerse".

Dragón se tomó un momento para serenarse antes de dar un sorbo a su cerveza y sonreír al joven rubio. "Creo que debemos celebrar una misión cumplida, a pesar de los desafíos inesperados que surgieron por el camino", dijo el hombre, ganándose una ovación de sus aliados más embriagados. "Aprovechemos para relajarnos esta noche. Podemos seguir discutiendo el asunto mañana", aconsejó Dragón a Naruto con una pequeña sonrisa, mientras ambos se unían al resto del equipo. Ninguno de los dos era consciente de los retos que les aguardaban.

La situación en Marineford

El hombre, que era alto, con un afro negro y una larga barba trenzada, miró hacia el océano y suspiró mientras sostenía dos carteles en las manos. Su atuendo era el de un marine de alto rango, con varias condecoraciones en el costado izquierdo y un abrigo largo blanco por encima. Habían pasado unos días desde el incidente del Archipiélago Sabaody, en el que un Noble del Mundo había resultado gravemente herido y avergonzado públicamente.

Preveía que sus superiores exigirían una explicación. Creía que el individuo responsable debía ser detenido sin demora. Sin embargo, esta forma de actuar podría conducir a un enfrentamiento directo con el Ejército Revolucionario. Confiaba en que saldrían victoriosos, pero el conflicto resultante provocaría sin duda importantes bajas en su bando.