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Los días pasaron volando.

Sin haberse dado cuenta, ya era martes.

Solo dos días antes de su viaje con Yeonjun.

Habían intercambiado mensajes toda la semana y Beomgyu no podía creer lo bien que se llevaban. Yeonjun era divertido, su humor iba perfecto con el de él, también estaba haciendo lo mejor que podía para organizarse para el viaje. La vida del chico era un caos, tenía demasiadas, DEMASIADAS, horas de clases y estudio. Prácticamente no tenía un horario establecido, las tenía de mañana y tarde y en las noches estudiaba.

Cuando Yeonjun le había dicho que las novias no le duraban, Beomgyu se había reído pensando que mentía, pero ahora entendía porque.

Aunque sin era sincero, a él no molestaría.

Si él fuera su novio, lo apoyaría en todo, le daría su espacio para estudiar y los fines de semana compartiría con el, tendrían sexo increíble hasta quedarse dormidos y luego verían películas. Comerían pizza por montones y luego se acurrucarían en el sofá aunque fuera pequeño.

Auch.

Todas esas cosas le habrían gustado con Soobin, pero aparte del sexo no tenían mucho en común. A Soobin no le gustaban las películas de terror o de romance, que eran los géneros favoritos de Beomgyu. Tampoco estaba interesado en estar apretado en el sofá ni sabía que encanto veía Beomgyu en eso.

El sexo era bueno, pero no espectacular.

En realidad, amargamente pensó que así podía definir toda su relación. Era buena, estable y segura, pero no era espectacular, no le causaba mariposas en el estómago ni le hacía ver fuegos artificiales.

Aún no se cumplía una semana, pero sentía los recuerdos de Soobin muy lejanos a su cabeza, muy separados de su realidad actual. Como si tuviera pasado hace años y no el viernes pasado.

Escuchó por ahí que Soobin ya había sido visto con alguien más y no sabía que se suponía debía sentir.

¿Enojo, celos?

¿Ambos?

Tal vez estaba algo molesto por la forma en que terminaron las cosas, pero no estaba enojado ni celoso, ni triste ni arrepentido.

Como si Beomgyu lo hubiese invocado con sus pensamientos, Soobin apareció ese mismo día en su puerta, en busca de las pertenencias que había dejado atrás en su departamento.

Beomgyu estaba sorprendido de verlo, también pensó que le dolería más cuando finalmente lo hiciera pero no fue así.

Al ver el atractivo rostro de Soobin, todo lo que sintió fue algo de añoranza por sus recuerdos juntos. Su relación era sólo eso, recuerdos.

—Pasa, lo guarde todo aquí.—Le dijo al más alto, quien pasó tímidamente como si ya no reconociera de lugar.

Y tal vez fuera así, Beomgyu había mudado muchas cosas de lugar, en espera de que eso lo ayudara a dejar ir los recuerdos. Soobin parecía algo triste.

—Moviste todo.

—No todo, solo algunas cosas.

—Se siente como si fuera un lugar nuevo.—Dijo observando.—Me gustaba más antes.

—Que bueno que es mi casa, no tuya. Solo llévate tus cosas y vete.—Soobin hizo un ademán de agarrar la caja pero se detuvo. Volvió a erguirse y miró a Beomgyu.

—¿Siquiera me extrañas?

Beomgyu lo miró increíblemente molesto.

¿Como podía atreverse a preguntarle eso?

—¿Es cierto que estas saliendo con alguien?—Soobin llevó las manos al cuello, como si estuviera muy cansado o estresado.

—No se como lo sabes, pero tuve una cita, solo una, no funcionó, supongo que no estoy listo, ¿qué hay de ti?

—No es de tu incumbencia.—Le dijo entre dientes.

—¿Alguna vez me quisiste?

—¡Claro que te quería, imbecil!—Grito con rabia.—¿Con qué cara vienes a decirme esto cuando tú decidiste terminar conmigo?

—Beomgyu...

—No, no puedes reclamar nada, si decidía tener sexo con media ciudad el día después de que me dejaras o esta misma noche estaba en todo mi derecho. Fue. Tu. Decisión.

—¡Lo sé!—Grito.—¡Pero sabes que no me dejaste opción!

—¿A que demonios te refieres con eso?

—¡No me querías! ¡Tienes que admitirlo!

—Oh, lárgate de aquí.—Dijo Beomgyu molesto.—Hablo en serio, ¡largo!

—¡Bien! Pero sabes muy bien que tengo razón.

—¡Llevábamos 7 meses! ¡Me empezaste a hablar de puto matrimonio!

—¡Cuando amas a alguien no debería importar el tiempo!—Dijo Soobin, con la voz rompiéndose un poco al final.—Quiero eso, quiero estar tan loco por alguien que me nuble el pensamiento, quiero la clase de amor que te hace sudar y sentir mariposas, no voy a conformarme con menos.

Con decisión, Soobin tomó sus cosas y se acercó a la puerta.

—Tu tampoco deberías hacerlo, Beomgyu.

—Lamentó decírtelo, Soobin, pero es una manera demasiado infantil de pensar.—Beomgyu sonaba serio, con tono frío confirmaba a Soobin sus sospechas.

—Tal vez, pero la tuya es deprimente. Me querías porque pensaba que era "buen partido", ¿si quiera te preocupas por mi?

—Dios, ¡eres un idiota! ¡Claro que me preocupo por ti! ¡Te quería!

—Pero no me amabas.—Soobin tragó saliva.

—Llevábamos...

—7 meses, lo sé.—Sonrió con la tristeza.—Y fueron unos 7 meses maravillosos, pero ahora que nuestra visión del amor es distinta, así que lo mejor es separarnos.

Beomgyu quedó parado, sintiéndose herido e insultado, pero le daba la razón a Soobin en que era muy obvio que querían cosas diferentes.

Simplemente Beomgyu se sentía incapaz de empatizar con ese pensamiento tan infantil, ¿Soobin quería un amor a lo "Disney"?

El no podía ofrecerle eso.

El podría ofrecer estabilidad, comprensión, y fidelidad, ¿pero esa fantasía de mariposas y demás estupideces que Soobin quería?

Para nada. No estaba interesado en fingir algo así.

—Buena suerte encontrando eso que buscas.

Novio de repuesto | YeongyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora