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Para las 11 de la noche, la habitación 505 estaba explotada de gente. No entraba ni un alfiler en aquella habitación que empezaba a oler a alcohol y la mezcla de los perfumes de cada una de las personas de ese lugar.

Enzo estaba intentando disfrutar de aquella previa, mientras bailaba y se tomaba el vodka de sandia que pasaba como agua por su garganta, y, aunque estaba cerca de la ventada, empezaba a sentirse sofocado. La gente a su alrededor bailaba y se reía a los gritos, hablan en voz alta ya que el parlante por el que pasaban música estaba en su tope máximo de volumen.

Estaba esquivando a Milagros como un campeón, pero sabía que tarde o temprano se la iba a cruzar, ya que el espacio de la habitación donde estaban previando era bastante reducido. No tenía idea de por qué la esquivaba, pero sabía que no quería verla, ni siquiera se acerco a saludarla cuando Leandro le dijo que ella y su grupo de amigas habían llegado.

Hablando de Leandro, estaba al lado suyo hablando a los gritos con Lisandro, quien estaba más en pedo que lucido. No les estaba prestando atención, demasiado perdido en sus propios pensamientos, hasta que escucho algo que le llamó la atención más de lo que debería.

Los invite a venir, pero me dijeron que ya iban a otra previa.

Eh, que mala onda, y no invitaron. — Respondió Lisandro lo mejor que pudo. Enzo intento no reírse al escuchar la voz lenta y borracha de su amigo. — ¿Con quiénes previaban?

Bariloche - enzulianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora