Capítulo 2

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El café-bar había cerrado sus puertas. Se quedó con el idiota hasta tarde, sin siquiera planearlo. Simplemente, cuando menos se dio cuenta, entre discusión y discusión, insulto tras insulto, el tiempo pasó, ellos siguieron bebiendo, y cuando menos pensó, la hora de cierre había llegado.

Tch, odiaba beber junto a Dazai. En realidad, era la primera vez que lo hacía, ya que las fiestas de la mafia no contaban porque estaban rodeados de más personas. Y aunque su irritante compañero era algo así como un "enemigo-rival-casi amigo, aunque le sepa a ácido aceptarlo", no salían mucho juntos. No si no era a una misión o a algo relacionado con la mafia.

Para colmo, estaba borracho. Y no quería admitirlo, mucho menos correr el riesgo de caer en alguna broma de Dazai, a pesar de que algo le decía que ya lo sabía.

Joder, y es que el bastardo, aunque bebió lo mismo que él, no se veía afectado.

A pesar de eso, incluso con el alcohol en su sistema, no había olvidado la pregunta que quería hacerle al idiota en cuanto tuviera la oportunidad, porque no era tonto, y algo le decía que no fue una casualidad que ambos terminaran en ese café-bar de la mafia en específico, hoy.

—Y bien, ¿me dirás por qué me seguiste a ese lugar? —Caminaban lado a lado por un tiempo antes de que tuvieran que separar sus caminos, la noche cubriendo Yokohama en un silencio sepulcral.

—Te lo dije, no te estaba siguiendo, conocía ese café antes que tú.

—Lo noté, por cómo acosaste al barista. Parecías familiarizado.

—Es la primera vez que entraba —se encogió de hombros, y Chuuya lo miró de reojo.

—Así que, buscaste conversación de manera casual con un barista cualquiera de un café que conocías pero al cual nunca habías entrado – el sarcasmo pululaba su tono. Dazai quería hacerlo parecer como algo sin importancia, lo cual no era; con Dazai nunca era algo sin importancia si las estratagemas en las que se vio arrastrado en el pasado le daban una pista.

—Maravilloso resumen, Chuuya. Deberías dedicarte a hacer resúmenes de películas.

—Ajá, y la verdadera razón es porque... —Dazai se quedó callado, mirando al frente, continuando con su caminata.

Demonios, sabía algo, como siempre el muy bastardo. Algo importante, ¿quizás? Y ese algo tenía que ver con ese café-bar y con el barista.

No alcanzaba a imaginar qué, era otro local fachada más de la Port mafia, había muchos, de todo tipo, así que ¿Qué tenía este de especial? Sea lo que sea, la caballa se lo estaba guardando para sí, y Chuuya, quien solo quería una copa y encontró este café por casualidad luego de su misión conjunta, empezó a darse cuenta de que tal vez no fue una coincidencia que terminara allí. Que la caballa los dejó cerca de la zona porque sabía que querría una copa luego de la pesada misión, y el sitio más cercano era ese lugar.

Planeó una coartada para entrar al lugar de forma espontánea. Y lo usó como chivo expiatorio. Entraría y simularía encontrarse con él, hablar con él, mientras incluía al nervioso barista de forma forzada en su conversación con sutiles preguntas, haciéndolo ver como si atendiera a dos clientes que discutían entre sí.

Simuló su interacción y Chuuya cayó redondito en su treta.

—Necesitabas que yo fuera a ese bar como excusa para entrar — espetó enojado; odiaba que Dazai lo usara en sus planes.

Chasqueó la lengua. El imbécil lo creía idiota, pero no lo era. Sabía que su intelecto en planes no era igual al de Dazai, pero no era un completo iletrado. Su habilidad no era su único fuerte, y él lo conocía muy bien, para su pesar.

El barista de la Port Mafia (Dazatsu)Where stories live. Discover now