Al día siguiente
Lan WangJi se despierta a la misma hora de siempre, su cuerpo moviéndose con la precisión de un reloj bien ajustado. Aunque su entorno ha cambiado mucho, su rutina permanece igual. La oscuridad aún permanece suave en esta madrugada y solo un poco de luz se filtra a través de las ventanas. El aire de la mañana es fresco, casi frío. Organiza su habitación con la misma meticulosidad de siempre, asegurándose de que cada objeto esté en su lugar. Luego, se sienta en el centro de la habitación, cruzando las piernas para entrar en meditación, intentando calmar la mente que, desde el día anterior ha pasado inquieta, por sensaciones que no aún logra comprender del todo.
Dos horas más tarde, se levanta y, con la misma disciplina, sale en busca de su desayuno. Las mañanas en Yiling Wei son tranquilas, casi silenciosas, con solo el murmullo ocasional del viento acariciando los árboles y el canto lejano de las aves que anuncian el amanecer. Pocas personas comparten su hábito de levantarse antes del alba; sin embargo, para Lan WangJi, entrenado desde su juventud para comenzar el día a las cinco en punto, es impensable romper con esta costumbre, incluso si ahora pertenece a una secta diferente.
Caminando por los senderos de la secta, Lan WangJi disfruta de la paz que permanece antes de iniciar la agitación del día. En su camino, se encuentra con el instructor Lau Shong, que estuvo presente durante el entrenamiento del día anterior. Al verlo, el beta le sonríe, su expresión amistosa.
—Lan Gongzi, veo que está madrugando temprano como siempre— el beta lo saluda amablemente —Me alegra ver que se encuentre bien, ayer me dio la impresión de que podría no ser así debido a su partida apresurada después del entrenamiento.
Lan WangJi se detiene y hace una reverencia respetuosa, aunque una ola de vergüenza lo recorre al recordar la verdadera razón por la que se fue tan abruptamente.
—Lamento mi partida tan abrupta, no era mi intención salir así— responde con seriedad, pero su voz contiene una nota de incomodidad que sólo él mismo reconoce. Lau Shong sonríe, minimizando el incidente con un gesto de la mano.
—No te preocupes— dice con ligereza el beta —En realidad, Laozu se fue al mismo tiempo que usted, casi con la misma prisa. Fue una vista un poco cómica en realidad.
Lan WangJi levanta la vista, sorprendido. ¿Wei Ying salió al mismo tiempo que él? Una nueva inquietud se instala en su pecho. ¿Le pasó algo extraño durante el entrenamiento? Su mente se llena de preguntas que no había considerado antes.
—¿Se fue?— pregunta, tratando de mantener su tono neutral, aunque la curiosidad lo consume.
—Sí, salió a toda prisa del campo y solo lo volvimos a ver cuando fue momento de la cena—responde Lau Shong, recordando con una leve sonrisa el inusual comportamiento del Laozu.
Lan WangJi asiente, pero la información solo aumenta su confusión. ¿Qué podría haber ocurrido después de que se marchó del campo?
Lau Shong, percibiendo el leve cambio en la expresión de Lan WangJi, cambia el tema con suavidad.
—¿Nos acompañará también en la clase de hoy? A los discípulos les ha gustado su estilo de enseñanza —lo invita cordialmente, tratando de aliviar cualquier incomodidad que el Lan pueda sentir.
Lan WangJi considera la oferta —Mn, me gustaría— responde finalmente.
Mientras Lau Shong se despide y continúa su camino, Lan WangJi se queda unos momentos más en el lugar, observando el cielo que lentamente los ilumina con los primeros rayos del sol. La calma de este nuevo día le sienta un refugio, permitiéndole organizar sus pensamientos después de la meditación. Aunque ya llevaba un mes en la secta, aún se siente como un extraño en muchos aspectos.
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Llegar a Ti
FanfictionLan WangJi mira detenidamente el rostro del inmortal que claramente tiene la misma apariencia que su amor. ―No puedo llevarte con él porque ya no pertenezco a ese mundo y de hecho él ya encontró a alguien más pero... Puedo enviarte a un mundo difer...