A los diez años, un alma pura vaga por las calles polvorientas de un pueblo remoto, perdido y olvidado por el mundo.
A los quince años, se convirtió en el protector silencioso de Yiling y sus alrededores, velando por aquellos que el mundo había dejado atrás.
A los veinte, ascendió al puesto de jefe del pueblo, no por ambición, sino por la necesidad de guiar a los suyos hacia la esperanza.
A los veinticuatro, Yiling Laozu ya era más que un hombre; era un mito, una leyenda que resonaba en los corazones de los pueblos cercanos, el tesoro más preciado de cada habitante de Yiling.
Los clanes por supuesto no se enteran de esto. ¿Por qué deberían? después de todo, no les importa la charla de los plebeyos.
Los cultivadores de las sectas simplemente no vienen a lugares como Yiling. No permiten un poco de su atención a lugares que no pueden costear sus exorbitantes precios. Demasiado preocupados por enriquecer sus arcas y saciar su hambre infinita de poder, como para preocuparse de lo que ocurre en un pequeño pueblo olvidado por el mundo.
Sin prestar atención a los animales en las granjas que son atacados por espíritus, los cultivos que son arrasados por plagas, omegas que desaparecen justo en la entrada de sus propios hogares y personas que mueren sin tener siquiera la fortaleza para defenderse.
Pero, tan solo hace pocos años, esa triste historia por fin encuentra su final.
El pueblo de Yiling florece de alguna manera: un tranquilo foco de seguridad y ayuda para todo aquel que verdaderamente lo necesite.
Con Yiling Laozu en su centro, radiante como una estrella en la oscuridad, el pueblo de Yiling no necesitaba considerar siquiera la idea de buscar la ayuda de esas sectas arrogantes. Armado con nada más que su ingenio, una cálida sonrisa y una determinación férrea, Wei Wuxian logra levantar una población al borde del colapso y traer prosperidad junto con alivio, a las vidas de cada uno de los habitantes del pueblo.
Yiling Wei, como parece llamarse, no es una secta como tal, al menos no una que sea reconocida ante el Jianghu... Su existencia aún permanece oculta de los registros en el mundo del cultivo, ya que de hecho, no desean ser parte de él y solo conocen su existencia, aquellas personas a las que han ayudado en algún momento, y por supuesto los pueblos circundantes que rodean el lugar.
Lan WangJi solía pensar que había orden en el mundo.
Cloud Recesses fue una vez su hogar.
Se le inculcó la importancia de las reglas.
La autorregulación que conduce a una vida pacífica y suficiente.
Ser un buen discípulo significaba cumplir con las reglas, respetar al tío, respetar a los ancianos y concentrarse en su cultivación.
Pero entonces Wei Ying entró en Cloud Recesses y por ende a su vida. Después de ese momento, ya nada tuvo sentido.
No había orden, ni razón, ni regulación.
Solo estaba Wei Ying, su descarada cercanía, su insoportable curiosidad, su innegable atractivo.
Y por primera vez en su vida, Lan WangJi se sintió perdido.
Y eso solo fue el comienzo... A partir de ese día, cada cosa que involucrara a Wei Ying, cada movimiento que Lan WangJi observaba de él, lo hacía cuestionarse todo.
El clan Lan le enseñó sobre la justicia, le enseñó sobre moral, le enseñó sobre el valor de la vida, sobre defender a los inocentes.
Pero también es el mismo clan Lan, quien lo azotó cuando decidió defender lo justo, es el mismo clan que confió en los rumores de un mundo todavía más corrupto y apoyó la masacre en contra de inocentes.
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Llegar a Ti
FanficLan WangJi mira detenidamente el rostro del inmortal que claramente tiene la misma apariencia que su amor. ―No puedo llevarte con él porque ya no pertenezco a ese mundo y de hecho él ya encontró a alguien más pero... Puedo enviarte a un mundo difer...