Capítulo 10 - Destino

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Advertencia: Este capítulo contiene el recuerdo de una especie de intento de viol@ación hacia un personaje cuando era un menor de edad que no llegó a suceder en realidad pero que dejó un  trauma fuerte sobre dicho personaje... Procede con precaución.


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El sol brillaba alto en el cielo, bañando la pequeña colina con su cálida luz. Las flores silvestres han estado perdiendo sus hojas después de la floración, sus colores brillantes se han vuelto de diversos tonos de naranja, al igual que el verde profundo de la hierba. Lan WangJi se encuentra sentado en el centro de la colina, rodeado por la quietud del día. 

Delante de él, su Guqin descansa en su regazo, sus cuerdas resplandeciendo bajo la luz del sol y con movimientos tanto elegantes como controlados, él alfa desliza sus dedos sobre las cuerdas, haciendo que una melodía suave y triste comience a llenar el aire. 

Cada nota parece contener el peso de un recuerdo doloroso, una nostalgia que se refleja en cada nota que toca. Lan WangJi mantiene la mirada baja, sus ojos fijos en las cuerdas de su Guqin, pero en su mente, las imágenes de un pasado que aún no puede dejar atrás se arremolinan como un torrente. 

La luz del sol, que normalmente trae calidez y vida, parece extrañamente distante, incapaz de penetrar en la capa de frío que envuelve su corazón. 

La melodía se va desvaneciendo lentamente, las últimas notas se dispersan en el aire cálido, dejando un silencio profundo y sereno con ellas. Lan WangJi permanece inmóvil, sus manos descansando sobre las cuerdas del instrumento, mientras los ecos de la canción persisten en su interior. 

—¿Por qué siempre escoges este lugar cuando estás triste?— resopla Xiao Qing, con una mezcla de exasperación y preocupación en su voz —Tuve que caminar demasiado solo para venir y tratar de animarte. 

Lan WangJi guarda silencio por un momento, dejando que la última nota se termine de fundir con el viento —Es solitario— dice, sin preocuparse por la presencia de la recién llegada a su espacio —Aquí no molestaré a nadie. 

Xiao Qing observa su perfil, notando la rigidez en sus hombros, la forma en que sus dedos descansan ahora tensos sobre su regazo. Con una pequeña mueca, se deja caer junto a él, sin invadir demasiado su espacio. 

—Bien... Supongo que con todo lo de ayer, si a mi me hubiese pasado algo así, también querría estar sola— admite ella, haciendo una pequeña mueca. 

Lan WangJi todavía no la mira, sus ojos perdidos en algún punto lejano —Xiao Qing... 

—¿Uhm? 

—¿Sabes lo que pasó ayer?— le pregunta. 

Los labios de Xiao Qing se curvan —¡Por supuesto que lo se!— La omega comenta a la ligera —Creo que todos en la secta lo saben. Es de lo único que hablan, parece. 

—Ya veo...— dice Lan WangJi, forzado y torpe, con el rostro vuelto hacia el suelo y el cabello despeinado por el viento, sin haberse preocupado por acomodarlo a pesar de haber estado allí sentado por horas —Si para todos es claro, entonces... Podrías por favor explicarme qué fue lo que hice mal. 

Xiao Qing lo observa con ojos agudos y evaluadores, captando cada matiz de su postura, cada indicio de sus pensamientos. 

—Sé que cometí un error... Parece que todos lo notaron, pero yo...— no termina su oración. 

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