JJK - El adiós despues de Amanai (Gojo/Geto)

Capítulo 9: Afrontando el dolor.

"Nota de la autora:"

[El evento canonico ya tuvó lugar, no creí necesario escribirlo ya que sería como hacer un copy & paste al manga y esto es un fanfic. A partir de ahora, comenzaremos con la tematica post Amanai y Toji Fushiguro. Feliz lectura.]

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Tokio, academia de hechicería, 8PM.

Habían pasado tres días desde el fracaso de la misión de Amanai. Gojo y Geto no abandonaron sus habitaciones, no comían y tampoco respondían a los mensajes de Kokoto.

Ella estaba angustiada, no podía saber como se sentían sus compañeros de clase, pero entendía la profundidad de todo lo que habían vivido con la muerte de la chica a la que tenían que proteger.
Kokoto también había oído que Tengen había optado por usar otro recipiente estelar para estabilizar su cuerpo y que ya no requería de otra fusión, al menos por un tiempo. Aunque esto último, no le dio ningún consuelo, si la ayudó a estar más tranquila, en el fondo tanto Gojo como Geto estaban allí, sanos y salvos.

—Gojo, soy Kokoto, abre la puerta—. gritó afuera de la habitación del albino.

—Estoy bien...— responde Gojo, quién estaba apoyado al otro lado de la puerta.

—No, no estas bien.

—Mocosa, no insistas...

—Te traje donas rellenas, unas medias lunas y un poco de café. Por favor, déjame pasar—. Suplicó Kokoto.

—Mocosa, no tengo hambre.

—Gojo, por favor, solo déjame estar contigo...

Gojo suspiró, se alejo de la puerta y dejo que Kokoto gritara por un largo rato. Entendía que no era la mejor manera de tratar el problema, que ella no tenía la culpa y que aislarse no le traería nada bueno, pero estaba tan confundido y tenía tanta rabia acumulada por la muerte de Amanai, que tenia miedo de llegar a desquitarse con ella.

Gojo solo se apoyo contra la pared y dejó que ella hablará. Quería responderle, abrir la puerta y dejar que ella viera sus ojeras y su olor a sudor. No se había bañado desde esa tarde en la playa y tampoco se había cambiado de ropa. Él quería que ella lo viera como el Gojo seguro de si mismo, intocable e inalcanzable.

Los minutos pasaban y Kokoto se escuchaba más y más triste, hubieron minutos donde Gojo realmente quiso dejarla pasar, pero se contuvo de hacerlo por su orgullo.

—Yo solo quería comer esto contigo, perdona por insistir tanto—. dijo ella con tristeza. —Que descanses, Gojo San...

Finalmente Kokoto dejo las bolsas y el café en el piso, se retiró con un nudo en la garganta que amenazaba con ahogarla, ya que ni siquiera pudo ver en que condiciones estaba Gojo.

La incertidumbre la estaba matando, no sabía como ayudarlo a sentirse mejor después del incidente de Amanai y tampoco es que ella tuviera mucho que ofrecerle.

Caminó lentamente hasta los dormitorios de las chicas, tembló un poco mientras atravesaba los jardines de la academia. El viento primaveral era bastante helado por las tardes, aunque en realidad, sus preocupaciones opacaban la temperatura y la fuerza del viento.

—No deberías pasear así cuando hace frío—. Kokoto volteó para ver a Nanami envolver su abrigo en sus hombros. —Puedes coger un resfriado.

—Gracias, Nanami.