Ducha

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La noche anterior había sido terrible, no creía que su insomnio superado, estaba regresando por culpa de aquel hombre. Había amanecido muy deprisa, Yunho odió tener que estar despierto. Esperaba que el día no transcurriera para mal.

Había sido algo bastante, demasiado, tolerable, tener que recibir miradas y "halagos" lascivos, y ser manoseado como jamás experimentó en su vida, agradeció que no haya sido tan horrible. Nadie trató de atacarlo, nadie había intentado algo más.

Para su desgracia, el momento de tomar la ducha llegó, y con ello sus nervios se hicieron presentes. Estuvo temiendo ese momento durante todo el día.

Dentro de ellas, Yunho no sabía qué hacer, hacia dónde voltear o si solo los ignoraba. Él de verdad no quería que los otros reclusos vieran con lujuria su miembro, pero tampoco se sentía seguro en darles la espalda. Como pudo se lavó torpemente estando atento de su ambiente.

Pudo darse cuenta que habían chicos manoseándose entre ellos, y otros haciendo más que un simple toque, los guardias parecía importarles un bledo mientras no hicieran un desastre. Yunho se sentía enfermo al darse cuenta que la esquina alguien metía su polla dentro de la boca de un joven.

Definitivamente iba a vomitar.

Sintió las miradas pesadas y llenas de interés de otros reclusos pero para su alivio nadie intentó acercarse y hacer algo. Yunho tenía la sútil sospecha que Mingi tenía que ver en eso al haberse quedado cerca de él como piedra y sin hacer nada.

Yunho se tranquilizó un poco al pensar que no pasaría nada.

Fue un completo tonto.

A la mitad de todo, sintió una mano en su trasero. Yunho se quedó pasmado y como pudo volteó para ver a Mingi.

—Aleja tus manos de mi— murmuró molesto sin llamar la atención, Yunho podría fingir estupidez pero sabía que Mingi tenía un tipo de jerarquía sobre ese lugar y que tendría que demostrarlo, incluso si Yunho parecía débil.

—Hey, tengo que dejarles en claro que eres mío— dijo igual por lo bajo—Tú definitivamente no quieres que ellos crean que estás solo, ¿verdad?

Yunho se mordió su labio. Odiaba admitirlo, pero Mingi tenía toda la razón. Si tuviera que escoger entre ser juguete de aquel tipo o costal de varios, él sin duda sabría la respuesta.

Así que, dejando de lado su orgullo se quedó quieto, queriendo gritar y dejó que Mingi tuviera su mano en su trasero como si estuviese diseñado para esp. Yunho sentía toda su cara roja, hasta las orejas, estaba lastimando su masculinidad y se cierta forma se sentía sucio.

Cuando se dió cuenta que el momento de la ducha finalizó, no necesito un minuto más para quitar la mano de Mingi, se vistió y corrió hacia su celda.

Mingi se tomó su tiempo en regresar.

Al estar devuelta, Yunho sintió todo su cuerpo tensarse y apretando un poco el libro que encontró, y tratando en concentrarse en leer.

—Respira, cara bonita—Mingi dijo en tono burlón.

—No me llames así.

—Mira lo que me importa, estás en mi celda y te llamo como me plazca, ¿algún problema?

Yunho quería pararse y soltarle un golpe, pero se quedó callado e inmóvil. Mingi ponía todos sus sentidos en alerta, era de cierta forma igual a todos los demás, pero muy distinto a la vez, tranquilo y demasiado intenso de manera descomunal.

Nunca levantó la voz ni quiso hacerse el grande como los otros tarados, y Yunho entendió que Mingi era respetado y temido por igual.

—¿A ti por qué te encerraron?—Yunho quiso cambiar de tema.

【𝐇𝐔𝐑𝐑𝐈𝐂𝐀𝐍𝐄】уυηgιDonde viven las historias. Descúbrelo ahora