𝐿13୧ 𝐄𝐍𝐓𝐑𝐄 𝐔𝐍 𝐀𝐁𝐀𝐍𝐃𝐎𝐍𝐎, una pequeña niña de diez años fue encontrada en las calles oscuras por Diego Hargreeves, quien tomo la decisión de adoptar.
Su pre adolescencia era normal, al igual que cualquiera, hasta que llegó a la...
"𝐓𝐎𝐃𝐎𝐒 𝐐𝐔𝐄𝐑Í𝐀𝐌𝐎𝐒 𝐒𝐄𝐑 𝐀𝐌𝐀𝐃𝐎𝐒 por un hombre incapaz de dar amor. Mi padre nunca perdió la oportunidad de recordarme que yo no era especial, algo duro de oír para una niña. Si te educan para creer que no tienes nada especial, si el punto de referencia es lo extraordinario, ¿Qué haces si no lo eres?".
Dejé el libro en la cama, aburrida de leer páginas que no me interesaban del libro: 𝐌𝐲 𝐥𝐢𝐟𝐞 𝐚𝐬 𝐧𝐮𝐦𝐛𝐞𝐫 𝐬𝐞𝐯𝐞𝐧, en las pocas hojas que pasaba leyendo, en ninguna nombraba todavía a número cinco sobre su vida, su desaparición o la relación que establecía.
Añoraba a mi hermano en estos momentos. La lluvia bañaba la cuidad anochecida, escuchaba la diluvia con el oído en la ventana. Sola en un cuarto de medidas pequeñas, una cama con solo un edredón y una almohada sin funda. Un libro descansando en la cama que solamente abrí sus páginas llenas de tinta para una sola cosa que al cabo no conseguí nada, aún.
Todo era tan deprimente, avinagrada mis pensamientos la soledad en estas paredes.
Lo único que podía hacer era acostarme a dormir y esperar al medio día a Diego y de ahí saber si tendría que ir al colegio. Mientras tanto dormir era mi única opción del abrumador aburrimiento.
También pensar en cómo podría tenerlo más cerca o tenerlo más horas cerca mío. El mundo parecía menos roto e inservible en mi mente destrozada por la tierra, tal vez en mi foco oscuro y con preguntas sobre la vida se volvieron en el foco de mi interés que parpadeba queda vez que su rostro cruzaba el mio y llegaba la lucidez al alma.
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El día estaba hermoso ni siquiera tuvo que asomarme a la ventana a aspirar su color tan vivo para saberlo. Al hacer un movimiento con la cabeza ví sobre el reloj de la mesa de luz que la aguja indicada que recién eran las 7:00p.m.
Levanté mi cuerpo sin la protesta del peso de mi cuerpo obligando a quedar en cama. Tenía el ánimo aplaudiendo jovialmente mi emoción tenor. Tenía nervios de esos que se transmite en el cuerpo en forma de emoción, podría saltar de la felicidad de tan solo pensar en un acercamiento, pero tenía que ser sutil no quiero parecer desesperada por atención.
El pequeño problema era ¿En qué momentos me encontraría con él? No podría adivinar por magia divina los lugares exactos en donde se encuentra. Llegaría hacer una clase de milagro si rondaba la por la academia.
Fui hacia el baño más cercano, cerré la puerta con cerrojo. Deje desvanecer la ropa de mi cuerpo que cayo dócilmente sobre la alfombra del baño, con la tina anteriormente rebosante de agua sumergía los pies en la tibia agua y luego permití que mi cuerpo se cubra con la tibieza.
