v. 05

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୨𝗠𝗬 𝗛𝗘𝗔𝗥𝗧 𝗜𝗦 𝗬𝗢𝗨𝗥𝗦 𝗡𝗢𝗪୧

𝐄𝐋 𝐒𝐎𝐋 𝐒𝐄 𝐇𝐀𝐁Í𝐀 𝐎𝐂𝐔𝐋𝐓𝐀𝐃𝐎 en el horizonte dejando su turno matutino a la luna lechosa. Estaba en la parte trasera apoyada en la espalda del copiloto tapada con una cobija, el maniquí también se encontraba conmigo.

Levanté el mentón mirando a número cinco aún obsesivamente fichando el edificio con suma atención. Suspiré, ¿Por qué lo miraba con tanto amor? ¿Por qué el candoroso fuego estomacal se encendía al imaginarlo tan cerca?

Las sobras cubrían todo aquí abajo, la vista alta que tenia de la cabina y de él sentado con ese semblante que habitaba regularmente, era esa sensación de masculinidad fuerte con complemento de sábeselo todo. Sábelo todo es lo peor, una vez escuche.

Toda su espalda se ennegreció por la falta de luz, menos su perfil derecho pálido como la paleta de coco.

Podía comprender un poco más a que se remontaba esto. Número cinco tenia planeado sorprender al médico de la fábrica, de seguro no de una forma agradable. Por aquello del misterioso ojo, algo que era inquietante era la seguridad de él, al nombrar el fin del mundo, el apocalipsis...

Es difícil aceptar algo tan sobrenatural y más cuando es alguien que habla con un plástico con la referencia de ser un maniquí de ropa, ¿Quién no me asegura que es uno de esos locos de las calles que gritan que todos moriremos? Que sea atractivo no simboliza la salud mental.

A la vez sí, cuarenta y ocho niños nacieron el primero de octubre con poderes extraordinarios, ¿Por qué no sería valido el apocalipsis? Eran dos cosas que me jugaban en contra, pero prefería no hacerme la cabeza con el fin del mundo, me quede con que estaba preciosamente dañado de la cabeza.

Mire a Dolores, sus mejillas rosas que elevaba su color beige de piel, parpados sombreados como en los 60s y unos labios rojos. Estaba más pintada que yo; causo la inseguridad de mi aspecto. Pero que...era solo un maniquí.

Me imaginaba algo más diferente, pensaba que hablaríamos y empezaríamos algo que terminase con una tensión amorosa; pero él era un frio de temperamento y yo demasiado cerrada para empezar una conversación.

Empecé a ver el lado bueno, hoy dormiría aquí a su lado, en realidad con su presencia. Hoy con él, mañana con Diego revoleándome una navaja.

Esperaba en un muro de piedras rojizas de un callejón, la señal de número cinco

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Esperaba en un muro de piedras rojizas de un callejón, la señal de número cinco.

Quede atenta a no distraerme de mi orden. Vi cruzar la calle al hombre vestido de azul con un gorro brimsley de lana del mismo color y su perrito sostenido en su brazo derecho. Oí el pitido de la alarma de su auto al presionar las calles del monovolumen, me preparé mentalmente para ejecutar nuestro plan laboral.

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⏰ Última actualización: Nov 10 ⏰

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¹𝐋𝐎𝐕𝐄𝐃'𝟏𝟑 || five hargreevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora