Me encanta dormir con pijama.

Taparme con un cobertor bonito y sentir la calidez de un hogar.

Abrazar a mi cordero de peluche después de haberme hecho unas trenzas y describir aquello antes de bostezar.

Como una niña pequeña intentando descifrar esta especie de prosa poética traviesa que rompe con toda lírica y metría impuesta por algún clásico.

Desborda simplicidad y el frío invierno automáticamente ya no está.

Tengo sueño, sueño de escribir.

Pero una novela me tomaría mucho tiempo así que opto por esto.

¿Debería acaso llamarlo "oda al sueño adolescente que se resume en paz"?

Martes 20 de Agosto del 2024

©Cathia

Cuando No Puedes DormirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora