Mientras miraba el atardecer le contaba a Einstein que hacía no mucho había conocido a Newton.
Arrogante, guapo e inteligente, se creía el rey del mundo al tenerme a su lado.
Todo le salía a la perfección cuando estaba conmigo, y sus ecuaciones eran todas a mi nombre.
Mañanas completas sin hablar se resumían en mí buscando su atención.
Era un completo idiota al que le habían atribuido cientos sino es que miles de honores.
Y al ser yo tan exclusiva sentía el deber de tener que estar con él.
Es Newton, ¿sabes? Es lo que uno esperaría, que yo estuviera con él.
Y como le comentaba, lo estuve.
Él lógicamente me quería, y deseaba con locura todo lo que se tratase de mí.
Pero yo no estaba segura al principio.
Con el tiempo evidentemente empecé a quererlo.Aunque nuestra relación no duró mucho.
Alguien como él tenía mucho que protestarle a alguien como yo, y alguien como yo tenía mucho que reclamarle a alguien como él.
Tardes enteras llorando por sus idioteces que no entendía porque no podía resolver, ¡Era un genio!
¿No puedes hacer feliz a una mujer pero sí puedes crear leyes de física todas sustentadas y fundamentadas a más no poder?
¿Pedía mucho?
Quizás estaba loca, pero ese tipo definitivamente no era para mí.
¡Adelante! Vete con cualquier otra, pero por aquí no vuelvas.
No quiero más tu matemática simple.
Y después de mucho pensar y sobre pensar cree mis propias leyes
Leyes sobre como quería y no quería que me trataran.Claro que también tuvimos buenos momentos.
Cómo olvidar cuando hice una fiesta e Isaac llegó con flores luciendo como exactamente una esperaría que un genio luciera en una gala de tal nivel.
Los halagos llegaban por montones y yo no podía estar más feliz.
Era hermosa y tenía a alguien de mi nivel.
Aunque él obviamente creía que era superior por mucho.
En comparación con Albert que era casi todo lo contrario.
Humilde, desaliñado pero inteligente al fin y al cabo.
Un tipo de muchísimas palabras y bromas sin sentido.
Alguien de quién no podía evitar enamorarme, pero de quien no debía hacerlo.
Mi familia lo detestaba.
¡Era terrible!
Para ser un genio uno esperaría que luciera mejor pero era lo que menos querían para mí.
Yo solo decía que debían conocerlo, que tenía una personalidad impecable.
Tan detallista y elocuente, las tardes en parques hablando de todo y de nada eran lo mejor de la primavera y ese tal Einstein que antes era solo un nombre ahora era una personalidad completa que conocía día tras día y que nadie quería que siguiera conociendo.
Muchos seguro esperan que diga que sigo con él.
Pero dejé a Albert hace ya mucho.
Después de tantos momentos felices y vergonzosos sin pizca alguna de tristeza empezaba a pensar más y más en si era realmente con quién debía estar
Y no.No lo era.
Es gracioso
De cierta forma.Con Newton yo debía estar
Pero no quería.Y con Albert no debería estar
Pero quería.¡Estos genios más que soluciones solo traen problemas!
Con razón tuve que dejarlos.
Ninguno era digno de estar con una genia como yo.
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Cuando No Puedes Dormir
PoetryMi narcisismo se refugia en dónde cualquiera puede identificarse y ponerse a pensar sin querer queriendo. En dedicación a: todos aquellos que, sin razón aparente, alguna vez se quedaron despiertos pasadas las 12 P.M. A mí me pasaba lo mismo, y he aq...