13.

37 8 0
                                    

Pov. Lizzie

Desperté esa mañana con un ligero cosquilleo en el estómago, una mezcla de emoción y nerviosismo que no me había dejado en paz desde que TN me invitó a esta cita especial. Habíamos tenido muchas salidas informales al risco, y cada una había sido única y especial a su manera. Pero algo en su tono de voz y en la forma en que sus palabras fluyeron al invitarme a esta cita me hizo sentir que hoy sería diferente.

Pasé la mañana ocupada en mi rutina habitual, aunque no podía evitar que mi mente divagara hacia lo que podría pasar más tarde. ¿Me pediría que fuéramos novios? ¿O tal vez era solo una cita más, pero con un toque especial? No podía dejar de imaginar cómo sería dar ese paso con TN, cómo sería si nuestros encuentros se transformaran en algo más profundo.

Después de mi rutina matutina, me tomé el tiempo para elegir con cuidado lo que iba a ponerme. Quería algo que mostrara cómo me sentía por dentro: emocionada, feliz y esperanzada. Opté por un vestido sencillo, elegante pero no demasiado formal, que sabía que a TN le gustaba. No era demasiado ostentoso, pero lo suficientemente especial para la ocasión. Mientras me peinaba y me maquillaba, sentí que cada movimiento era una preparación, no solo para la cita, sino para lo que vendría después.

Cuando estuve lista, bajé a la sala y esperé a que TN llegara. El reloj marcaba las seis de la tarde, y no tuve que esperar mucho antes de escuchar el rugido familiar de su motocicleta acercándose a mi casa. Mi corazón dio un vuelco, y me dirigí a la puerta con una sonrisa que no podía contener. Al abrirla, lo vi ahí, sentado en su moto, con su chaqueta de cuero y su casco bajo el brazo. Su cabello estaba ligeramente desordenado, como si el viento hubiera decidido jugar con él durante el trayecto. Sus ojos brillaban con la luz del atardecer, y su sonrisa hizo que todos los nervios que había acumulado se desvanecieran.

—Estás preciosa —dijo, sus palabras llenas de sinceridad mientras me recorría con la mirada.

—Gracias, tú también luces muy bien —respondí, notando cómo su chaqueta le quedaba perfectamente, y cómo ese pequeño toque de desorden en su cabello solo lo hacía más atractivo.

Se bajó de la moto y me pasó un casco. Lo acepté, y mientras me lo colocaba, sentí que el cosquilleo en mi estómago se intensificaba. Me ayudó a subir a la motocicleta, y me acomodé detrás de él, rodeando su cintura con mis brazos. Era un gesto familiar, pero hoy se sentía diferente, más íntimo.

El trayecto hacia el mirador fue emocionante, con el viento en mi rostro y el calor de TN tan cerca. La conversación fluía con la naturalidad que habíamos cultivado en nuestras muchas salidas anteriores, pero había una emoción subyacente, algo que no podíamos nombrar, pero que ambos sentíamos claramente.

El mirador se convertiría en un lugar especial para nosotros.

TN había preparado todo de antemano; al llegar, vi una manta extendida sobre la hierba, con una cesta de picnic al lado. Me conmovió el detalle, pero no dije nada al respecto; me limité a sonreír y seguir su ejemplo mientras tomábamos asiento.

El sol comenzaba a ponerse, tiñendo el cielo de naranjas y rosas, y mientras nos sentábamos en la manta, TN comenzó a hablar de cosas cotidianas, de cómo había sido su semana, de algunas películas que habíamos discutido antes. Yo lo escuchaba, pero también estaba esperando, sentía que algo más estaba por llegar.

Finalmente, tras un breve silencio que se sintió lleno de significado, TN me miró con esos ojos que siempre lograban hacerme sentir como si fuera la única persona en el mundo. Tomó mi mano y, con una suavidad que me hizo estremecer, me dijo:

—Lizzie... hay algo que he estado queriendo decirte desde hace un tiempo. Sé que hemos pasado mucho tiempo juntos, y cada momento contigo ha sido increíble. Me haces sentir algo que no había sentido en mucho tiempo, algo que pensaba que no volvería a sentir. Y no quiero perder eso. —Sus palabras estaban cargadas de emoción, y pude ver que estaba nervioso, algo poco común en él.

Lo miré, sin interrumpir, sabiendo que estaba a punto de decir algo importante. Mi corazón latía con fuerza mientras esperaba que continuara.

—Me he dado cuenta de que no quiero que esto sea solo una amistad. Quiero algo más, algo real y duradero. Quiero que seas mi novia, Lizzie. —Sus palabras fueron dichas con una sinceridad que me desarmó, y pude ver en sus ojos la vulnerabilidad de alguien que está abriendo su corazón por completo.

No pude evitar sonreír, una sonrisa que creció hasta convertirse en una risa suave de pura alegría. Asentí, con lágrimas en los ojos, y me acerqué a él para darle un beso, un beso que sellaba no solo nuestra relación, sino todo lo que habíamos construido hasta ese momento.

Sus labios eran suaves y cálidos, y cuando los míos encontraron los suyos, sentí una corriente eléctrica que recorrió todo mi cuerpo. Era un beso tranquilo, pero lleno de emoción, como si ambos estuviéramos saboreando el momento, grabándolo en nuestra memoria para siempre. Sentí sus manos acariciando suavemente mi espalda, y respondí acariciando su cuello, disfrutando de cada segundo de contacto.

Cuando nos separamos, ambos teníamos sonrisas en los rostros, sonrisas que no podían ser contenidas. TN me miró, y en sus ojos vi la misma emoción que estaba sintiendo. Era como si en ese momento todo encajara, como si todo lo que habíamos pasado hasta ahora nos hubiera llevado a este punto.

Pasamos el resto de la tarde conversando, abrazados bajo la manta mientras las estrellas comenzaban a aparecer en el cielo. Hablamos de nuestros sueños, de nuestras esperanzas, y también compartimos algunas risas sobre nuestras inseguridades y miedos. Era un momento de conexión profunda, y supe en ese instante que TN era alguien con quien quería compartir mi vida, alguien que me entendía y me aceptaba tal como era.

Al final de la noche, cuando el aire se volvió un poco más frío, TN me ayudó a levantarme y comenzamos a recoger nuestras cosas. Me sentía ligera, como si flotara, y la emoción que sentía no era solo por lo que acababa de suceder, sino por lo que sabía que estaba por venir. De camino a casa, nos detuvimos en una pequeña tienda de flores que estaba abierta, y TN compró un ramo de mis flores favoritas. Fue un gesto sencillo, pero que capturó perfectamente lo que era TN: alguien atento, dulce y que siempre estaba pensando en los pequeños detalles.

Cuando llegamos a mi casa, él aparcó frente a mi puerta y ambos bajamos de la moto. Nos quedamos un momento parados, mirándonos, sin saber realmente qué decir después de una noche tan especial. Finalmente, TN rompió el silencio.

—Tal vez me tarde más de lo que hubiera querido... —dijo con una sonrisa tímida, y no pude evitar reír por lo adorable que se veía.

—No importa, lo importante es que lo hiciste —respondí, sintiendo un calor en mi pecho que solo él podía provocar.

Nos acercamos el uno al otro para un último beso, esta vez más corto pero igualmente significativo. Cuando me separé de él, sentí un impulso repentino de hacer algo más, algo que no había planeado. Así que, sin pensarlo dos veces, me acerqué de nuevo y le planté un beso en la mejilla, muy cerca de la comisura de sus labios. Fue un gesto espontáneo, pero cargado de significado.

—Gracias por esta noche espectacular —le dije, antes de dar un paso atrás y comenzar a caminar hacia la puerta de mi casa.

Antes de entrar, me giré una última vez para despedirme, y lo vi ahí, con una expresión de sorpresa y alegría en su rostro, como si no pudiera creer lo que acababa de pasar. Nos dijimos buenas noches, y cerré la puerta detrás de mí, sintiendo una mezcla de emociones que no había experimentado en mucho tiempo.

Me quité el vestido, me puse mi pijama y me dejé caer en la cama, con una sonrisa en los labios y un suspiro de felicidad. Estaba ansiosa por lo que vendría después, y aunque sabía que no todo sería fácil, estaba segura de que lo manejaríamos juntos, como lo habíamos hecho hasta ahora.

Sobre El Risco || Elizabeth Y TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora