recuerdos (2/3)

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Realmente quisiera que fuéramos como antes -

Porque deku-

-porque estabas a mi lado, porque me cuidabas y me ayudabas con los que me molestaban

-lo sigo haciendo deku, estoy atu lado y esta vez no me iré


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La furia de un amigo

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Un estremecimiento recorrió su cuerpo. Fue como si el sonido hubiera penetrado en lo más profundo de su ser, algo que nunca había experimentado antes. Sin pensarlo, su corazón aceleró y sus pasos se volvieron más rápidos. La voz que había estado ignorando durante tantos años, esa voz de su amigo de la infancia, ahora resonaba con un tono de desesperación que no podía ignorar.

Corrió, atravesando calles y callejones, hasta que llegó al origen del sonido.

Lo vio. Izuku estaba atrapado, inmovilizado por una masa espesa de lodo negro que lo rodeaba completamente, atrapando sus piernas, sus brazos, y amenazando con sofocar cualquier esperanza de escape. Frente a él, un villano, cuya forma se deslizaba y cambiaba constantemente como si fuera puro barro, mantenía el control total sobre la situación.

Bakugou apenas notó la presencia de otros héroes en la zona. Podía escuchar algunos gritos a lo lejos, pero nada de lo que veían sus ojos sugería que alguien estuviera dispuesto a intervenir. Los héroes se mantenían alejados, observando desde una distancia, esperando que las fuerzas de apoyo llegaran, o tal vez... simplemente esperando que el villano se cansara.

¡Esto no está pasando! pensó Bakugou. ¡Nadie va a hacer nada!

El villano, con su rostro distorsionado por el lodo, soltó una risa cruel mientras se acercaba más a Izuku, quien luchaba por liberarse, pero el lodo lo absorbía con cada intento. El miedo era evidente en sus ojos, pero también una determinación muda.

—¡joder no te atrevas a dejarme, Deku! —gritó Bakugou, sin poder contener la rabia que burbujeaba dentro de él. Aún así, la voz que salió de su garganta no fue solo furia, sino también un temor profundo por la vida de su amigo.

El villano levantó una mano hecha completamente de lodo hacia Bakugou, quien se preparaba para saltar al ataque.

—No puedes salvarlo, niño. Este es mi territorio —dijo el villano, sonriendo con malicia, y con un gesto de su mano, más lodo cubrió el cuerpo de Izuku, ahogando su respiración.

Bakugou no podía esperar más. No podía permitírselo.

¡No me importa!

El sonido de una explosión rasgó el aire. Bakugou lanzó su primer ataque, una ráfaga violenta que golpeó el lodo, pero no con suficiente fuerza. ¡No puedo dejar que lo maten!

Izuku, aún atrapado, levantó la cabeza, sus ojos brillando con impotencia.

—¡Katsuki, no lo hagas! —gritó con desesperación, pero Bakugou no lo escuchó. No pensaba escuchar nada. Nada más importaba.

¡Es mi amigo! pensó, la furia consumiéndolo por completo. ¡Voy a sacarlo de ahí, cueste lo que cueste!

Una segunda explosión surgió, más poderosa que la primera. Pero el lodo del villano parecía resistir. Bakugou jadeaba, frustrado, mientras su mente comenzaba a correr en todas direcciones. Si seguía usando explosiones tan cerca de Izuku, podría lastimarlo. Tenía que ser más inteligente, más rápido.

El villano reía, viendo a Bakugou perder el control, mientras seguía presionando el lodo hacia el rostro de Izuku. Pero algo en Bakugou cambió. No se trataba solo de destruir. Se trataba de salvar.

¡No puedo dejar que lo pierda!

Sin decir palabra alguna, Bakugou comenzó a usar su poder de manera distinta. Se centró en las pequeñas explosiones, precisas, controladas. Estaba moviéndose con rapidez, saltando y corriendo, atacando desde diferentes ángulos, haciendo que las explosiones golpearan solo los puntos críticos del lodo.

¡Sigue respirando, maldito!

En ese instante, cuando el villano ya no podía mantener el control de su propia sustancia, Bakugou aprovechó su último ataque para liberar a Izuku de las últimas ataduras de lodo. Izuku cayó al suelo, respirando con dificultad, pero libre.

Bakugou no dijo nada. Se acercó rápidamente, poniendo una mano sobre el hombro de su amigo, empujándolo hacia un lugar seguro. El villano ya no era una amenaza  su materia de lodo se dispersaba por el aire, debilitada por la furia de Bakugou.

Izuku, aunque débil, logró mirarlo con gratitud, con una sonrisa temblorosa en su rostro.

—Kacchan... yo... —comenzó, pero Bakugou lo interrumpió.

—¡No me hagas este tipo de cosas, Deku! ¡Estás jodiendo todo! —gritó, pero su voz era más suave de lo que esperaba. Solo quería que estuviera bien.

No podía dejar que su orgullo fuera más grande que su preocupación.

Izuku, mirando su rostro tan serio, solo pudo asentir.

—Gracias... —dijo, finalmente, con una sonrisa.

Bakugou miró alrededor, notando finalmente que los héroes, que deberían haber intervenido, estaban allí observando, algunos moviéndose lentamente hacia el villano neutralizado, como si nada hubiera pasado.

¿Por qué nadie hizo nada? pensó Bakugou, furioso. Pero no le importaba.

Izuku estaba a salvo.

Y eso era lo único que importa


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