Capítulo 10: La Sombra Despierta

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Alara y Lysara dejaron el santuario de los Guardianes de la Niebla con una renovada determinación. El fragmento verde de la Naturaleza se había unido a los otros dos, el dorado y el rojo, creando una armonía poderosa. Sabían que la búsqueda del cuarto fragmento era crucial para completar el conjunto y enfrentarse a la sombra que amenazaba Elarion.

Mientras avanzaban hacia el norte, el paisaje se transformaba a su alrededor. El bosque denso y brumoso dio paso a una región montañosa y escarpada, con picos nevados y valles profundos. La atmósfera se volvía más fría y más tensa, como si el mismo entorno estuviera anticipando la llegada de algo ominoso.

—El siguiente fragmento se encuentra en el Bastión de Arion, una fortaleza antigua que ha estado abandonada durante siglos —explicó Lysara mientras avanzaban por el sendero escarpado. Su voz estaba cargada de preocupación—. Pero no estamos solos en esta búsqueda. La sombra que se ha despertado está en movimiento, y sus seguidores están buscando los fragmentos también.

Alara asintió, sintiendo un peso de inquietud en su pecho. La sombra, que había sido una amenaza difusa hasta ahora, se estaba volviendo más tangible y amenazante. Cada fragmento que encontraban parecía atraer la atención de fuerzas oscuras que se movían en las sombras.

Llegaron al Bastión de Arion al caer la noche. La fortaleza estaba situada en lo alto de una colina, sus torres y murallas se alzaban como siluetas oscuras contra el cielo estrellado. A medida que se acercaban, la niebla y la oscuridad parecían envolver la fortaleza, creando un ambiente inquietante y desolado.

—Debemos ser cautelosos —dijo Lysara—. La fortaleza está llena de trampas y guardianes oscuros que protegerán el fragmento. La sombra que se acerca también puede estar relacionada con estos guardianes.

Entraron en la fortaleza a través de una entrada parcialmente derrumbada, y el interior estaba en completo silencio. Las paredes estaban cubiertas de polvo y telarañas, y el suelo crujía bajo sus pasos. La fortaleza estaba en ruinas, pero su majestuosidad pasada aún podía percibirse en los restos de sus estructuras.

Mientras exploraban, un ruido suave, como un susurro, comenzó a llenar el aire. Alara sintió un escalofrío recorrer su espalda mientras miraba a su alrededor, buscando la fuente del sonido. De repente, sombras comenzaron a moverse a lo largo de las paredes, sus formas distorsionadas y cambiantes.

—Estamos siendo observados —dijo Alara, su voz temblando ligeramente—. Debemos encontrar el fragmento antes de que nos encuentren.

Lysara asintió, sus ojos vigilantes y atentos. Comenzaron a moverse rápidamente a través de la fortaleza, evitando trampas y enfrentándose a guardianes oscuros que se manifestaban de las sombras. Estos guardianes eran figuras encapuchadas con ojos brillantes que emanaban una luz siniestra, y sus movimientos eran rápidos y letales.

La fortaleza estaba llena de laberintos y pasillos oscuros, pero finalmente llegaron a una sala central. En el centro de la sala se alzaba un pedestal de piedra, sobre el cual reposaba el cuarto fragmento. Este fragmento era de un azul profundo, casi negro, y parecía absorber la luz a su alrededor. La energía que emanaba de él era fría y ominosa.

Alara y Lysara se acercaron al fragmento, pero justo cuando estaban a punto de tomarlo, una figura emergió de las sombras: un ser alto y encapuchado, con un aura de oscuridad que parecía envolverlo. Era el líder de los seguidores de la sombra, y su presencia irradiaba una amenaza palpable.

—No deberíais haber llegado hasta aquí —dijo la figura con una voz fría y gutural—. El fragmento no es para los vivos. Vuestra búsqueda solo fortalecerá la oscuridad que ha comenzado a despertar.

La figura avanzó hacia ellos, y las sombras a su alrededor se agitaron, formando figuras oscuras que se movían con rapidez. Alara y Lysara se prepararon para enfrentarse a la amenaza. La batalla que siguió fue feroz y peligrosa, con Alara usando el poder de los fragmentos para enfrentar a las sombras y protegerse a sí misma y a Lysara.

Lysara se movía con agilidad y destreza, combatiendo a las sombras y protegiendo a Alara mientras ella luchaba contra el líder de la sombra. La batalla era intensa, y el frío del fragmento azul parecía intensificar el poder oscuro del líder. Pero a medida que la lucha se prolongaba, Alara sintió que el fragmento azul comenzaba a resonar con el resto de los fragmentos, creando una sinergia de poder que la fortalecía.

Con un esfuerzo final, Alara logró asestar un golpe decisivo al líder de la sombra, su poder combinado de los fragmentos dorado, rojo y verde estallando en una explosión de luz que disipó las sombras y debilitó al líder. La figura encapuchada cayó al suelo, derrotada pero no completamente destruida.

—No habéis ganado —murmuró la figura con un susurro siniestro—. La oscuridad se levantará de nuevo. Esta es solo una batalla en una guerra más grande.

Con el líder derrotado, Alara se acercó al pedestal y tomó el Fragmento Azul. La energía del fragmento se unió a los otros tres, creando una resonancia poderosa que llenó la fortaleza con una luz cálida y protectora. Las sombras y las trampas se desvanecieron, y el ambiente en la fortaleza comenzó a cambiar, volviendo a una sensación de calma.

Lysara se acercó a Alara, su expresión de alivio y preocupación. La batalla había sido dura, pero habían conseguido lo que vinieron a buscar.

—Has demostrado una gran fortaleza —dijo Lysara—. Pero debemos estar atentos. La sombra que enfrentamos es solo una parte de una amenaza más grande. Nuestra misión no ha terminado.

Alara asintió, sintiendo el peso de la verdad en las palabras de Lysara. Con los cuatro fragmentos en su poder, sabían que debían prepararse para el desafío final que se avecinaba. La oscuridad que habían enfrentado era solo el comienzo de una confrontación mucho mayor.

El Legado de ElarionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora