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En donde Toji piensa que 
su hermana es hermosa.




Los días que pasaron fueron completamente distintos. 

Para Hana, no le fue difícil acostumbrarse a la presencia de su hermano, le resultaba mejor que los ancianos de barbas blancas y kimonos largos a los que debía servirles té y de mala gana, llamar tíos. Entre aquellos hombres a los que detestaba de la familia, se encuentra su primo Naoya. Hana solo puede sentir lástima por él, no porque esté lleno de arrogancia sino porque detrás de esa fachada dura ocultaba el temible miedo que le tenía a convertirse en el futuro líder del clan Zenin. 

"Quizá todos en la familia estamos rotos", pensó Hana con algo de razón mientras abría las ventanas de la habitación. 

Un suave rayo de luz entró y le acarició el rostro. Ella sonrió casi inmediatamente. Su rutina comienza desde muy temprano. Prepara el desayuno para ambos a pesar de que Toji sigue durmiendo pesadamente en el sillón y solo el aroma a huevos escalfados lo despierta, casi siempre, con un estómago que gruñe. Si eso no funciona, Hana procede a desayunar sola en la mesa, lava los platos en el fregadero y sale a correr un rato. 

Cuando regresa se da cuenta que su hermano mayor sigue durmiendo y eso la tranquiliza al entrar de prisa, con el sudor que se filtra por su frente y el cabello negro despeinado sujeto en una cola alta. Le daría algo de vergüenza que Toji la viera así, tan sudorosa y desarreglada. 

"Solo es mi hermano", piensa ella, sintiendo que no debería darle tanta importancia a su imagen frente a él, pero le es imposible. No desde que le dijo que era guapa. 

Quiere seguir siendo guapa para él.

Camina con pasos largos por el pasillo y se encierra en el baño. Tarda por lo menos una media hora hasta que la puerta vuelve a abrirse, cuando Toji por fin está terminando de desayunar.

Su parte favorita después de ducharse es aplicarse los sérums en su rostro. Lo encuentra bastante relajante y Hana es bastante minuciosa en cada paso. Aprendió a esperar pacientemente el tiempo suficiente para que se absorba cada producto en su piel.

"Solo así tendrá efecto", recordó que le había dicho su prima Mai, mientras ella observa su reflejo en el espejo.

Mai.

Ambas habían sido abandonadas por sus hermanos y encontraron el refugio que necesitaban en la otra. Ahora que lo piensa, espera que ella se encuentre bien, era la única que sabía que huiría y aunque trató de persuadirla no lo logró. Solo le deseó buena suerte, y Hana siente algo de culpa ahora que sabe que también la abandonó.

—¿Para qué es todo eso, mocosa? —le preguntó Toji, espiándola, con una expresión casi irritada en su rostro. Ahí apoyado en el marco de la puerta. Esperando a que por fin Hana termine de apropiarse del baño. 

La semilla Zenin | Toji FushiguroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora