En diciembre de 2023 tomé la decisión de hacer el viaje. Al principio no estaba muy seguro de la moto. Siempre hablamos del tema con varios amigos, como Martín Gómez o Jorge Amaya y cada vez que hablábamos sobre el tema, pensábamos en una moto mas grande, algo como una 650cc o una 1200cc, pensando en que fuera una moto confiable y que fuera capaz de soportar todo el camino.
Los aprendizajes de este viaje vendrían en muchos momentos y de muchas maneras. Uno de los primeros sería entender que las circunstancias "ideales" no existen. La Tenere 250 siendo una moto relativamente pequeña no era la moto "ideal" para mi en su momento, sin embargo, era la moto con la que podría hacer el viaje. Tenía la opción de esperar, conseguir mas dinero, esperar alguna compañía para no ir solo y contar con una moto mas grande o simplemente podría tomar la decisión de hacer el viaje con lo que contaba, solo y sin mucho dinero.
La inspiración es algo muy poderoso. Muchas veces no sabemos que es lo que queremos hasta que vemos algo o escuchamos alguna historia. Si bien desde chico sentí ese deseo de viajar en moto, no habría tomado la decisión de emprender este viaje sin la inspiración que recibí de dos buenos amigos. Juan Manuel Vargas y Alfredo López.
A Juan lo conocí en 2009, unos meses después de la muerte de papá. Para ese momento nos contrataron a él y a mi para hacer un viaje con dos motos Honda dentro de Colombia. Un recorrido de unos 2.000 kms y sería mi primera vez manejando una moto mecánica de cambios. Para ese momento mi experiencia en carretera era prácticamente cero y solo había manejado motos pequeñas automáticas -scooters-. Lo más lejos que había recorrido, eran los 60kms hasta Sopó, a las afueras de Bogotá.
Durante el viaje que hicimos para Honda Colombia, Juan me contó de un viaje a Ushuaia en Argentina que hizo con su papá y varios de sus primos años atrás en varias motos Honda Transalp y Suzuki Freewind. Se tardaron dos meses viajando y al llegar a Ushuaia enviaron las motos de regreso en barco hasta Colombia y ellos regresaron al país en avión.
De la misma forma, muchos años después, conocí a Alfredo. El había vivido un tiempo en Australia y había hecho una travesía en una Suzuki DR650 entre Brisbane a Port Douglas de aproximadamente unos 6.000 kms. Tiempo después, estando ya en Colombia, viajó solo hasta Uruguay, a una playa llamada Punta del Diablo en una Kawasaki KLR 650. Escuchar sus historias fue para mi una fuente de inspiración enorme y siempre estaré agradecido con ellos dos por ello, ya que gracias a sus experiencias en moto, tuve el impuls para crear la mi propia aventura. Pienso que para llegar a cualquier parte, iniciamos con una idea y luego vamos conectando todo para que se convierta en realidad.
La fecha que tenía en mente sería el 5 de febrero de 2024, después del cumpleaños de mamá. Saldría rumbo a Garzón en el Huila, seguido de Mocoa en Florencia para pasar la frontera con Ecuador por el lado de la selva hacia Francisco de Orellana. Ya en 2016 tuve la oportunidad de viajar a Ecuador con mi amigo Eduardo Quiroz en moto, hicimos un recorrido de unos 4.000 kms aproximadamente en una KTM 990 y para esta vez, quería hacer una ruta diferente.
Un tiempo antes de partir, mi amigo Diego Suarez había regresado de Australia. Un día, hablando del viaje, se entusiasmó y me preguntó si podía venir conmigo, -obvio- le respondí, pero finalmente no pudo conseguir la moto para acompañarme.
Debía alistar la moto, así que la llevé a mis amigos de Bemo, mi taller de motos de confianza y ellos se encargaron de cambiar las llantas, cambiar la espuma de la silla por gel para hacer la moto un poco más cómoda y un par de ajustes adicionales más como instalar un toma de 12 voltios para cargar el celular y poder conectar un compresor de aire entre un par de cosas más. Llevaba en la maleta de la herramienta, un kit de arrastre nuevo -cadena y piñones de transmisión-, bujías nuevas de repuesto, un compresor de aire en caso de un pinchazo en las llantas. Me enseñaron como desmontar la llanta y cambiar el neumático a pesar de que no tuve mucho éxito intentándolo.
Para esos días había un problema con los pasaportes, porque el ministerio de relaciones exteriores no había firmado el contrato con la empresa que entregaba este documento y conseguir una cita fue increíblemente difícil. Después de varios días de intentar, pude conseguir una cita e ir a solicitar un nuevo pasaporte debido a que el anterior ya se había vencido.
Había sub arrendado el apartamento donde vivía en Bogotá. Había dejado encargados a Oscar y a Estefanía de mi negocio de los tours en bicicleta -tourebikes-, había llevado todas mis cosas a la casa donde vive mi mamá en las afueras de Bogotá y ya le había explicado a Milo, mi perro, que me iba a ir por unos meses, que el se iba a quedar acompañando y cuidando a mi mamá y que los iba a extrañar mucho.
Después de casi un mes de retraso de la fecha planeada, estaba todo listo. Eran inicios de marzo.
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Crónicas de un viaje solo por sudamérica
AdventureDurante un viaje de más de 26 mil kilómetros y recorriendo 8 países, Dougan Villamil se encuentra en cada paisaje muchas respuestas y en cada persona muchas enseñanzas mientras pasa por pasajes diferentes de su vida que se conectan con el viaje y co...