Perú (Parte uno).

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El trayecto desde Cuenca hacia Máncora fué tranquilo y ya se empezaba a sentir el calor de la costa. En la frontera entre Ecuador y Perú hay dos oficinas fronterizas, una en cada país. Al entrar por primera vez a Ecuador, me hicieron mucho énfasis en entregar el documento de importación temporal de la moto a la salida del país.

Después de sellar el pasaporte, me indican que tengo que regresar al otro lado de la frontera para entregar el documento de aduana de salida de la moto del lado de Ecuador antes de ingresar a Perú. Entre ida y vuelta, mas las filas para los ingresos, fue un paso de frontera demorado. Casi una hora o tal vez un poco más. Al finalizar el tramite, para ingresar a Perú hay que adquirir un seguro obligatorio para accidentes de tránsito. Cuesta 25 dólares y tiene una duración de un mes. 

En un principio no sabía si comprar el seguro por un mes o dos meses. Al entrar a Perú no tenía claro cuanto tiempo estaría en Perú ya que mi idea hasta ese momento era conocer bien y con calma ese país y después empezar el regreso a Colombia.

Decidí comprar el seguro por un mes y mas adelante tomaría una decisión al respecto. Entré con dólares al país y la moneda local es el sol. Tenía que cambiar algún dinero y lo más importante, conseguir un chip para el teléfono. A diferencia de la frontera en Ecuador donde pude comprar un chip, en Perú tenia que seguir hacia el primer pueblo fronterizo, una ciudad llamada Tumbes, para conseguir activar mi teléfono y cambiar algunos dólares por soles, sin embargo había escuchado alguna vez, que Tumbes no era muy seguro, así que preferí seguir de largo hasta la siguiente ciudad.

Me habían recomendado quedarme en Punta Sal, en lugar de pasar la noche en Máncora, así que entré a Punta Sal a ver que encontraba. Después de buscar en Google Maps algún hospedaje no muy costoso, me di cuenta que Punta Sal era considerablemente más caro que Máncora. Sin embargo eso no impidió que en Punta Sal almorzara un delicioso lomo saltado con una Cusqueña. Pagué mucho mas de lo que podría costar un almuerzo así, pero puedo decir que estaba en la playa y estaba emocionado de estar en Perú. Era una pequeña celebración.

Saliendo de Punta Sal rumbo a Máncora, vi una playa completamente sola por una callecita en arena q llevaba directo al mar

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Saliendo de Punta Sal rumbo a Máncora, vi una playa completamente sola por una callecita en arena q llevaba directo al mar. Pensé en lo divertido que podría ser rodar un poco en la moto al lado del mar sobre la arena y decidí entrar. Fue una decisión no muy acertada. Al momento de  entrar en la playa, apenas a unos 4 metros de la pequeña calle, me di cuenta que la moto no tenia tracción. La arena estaba muy suelta y la moto empezaba a quedarse enterrada en la arena. Mientras me esforzaba por tratar de hacer girar la moto para salir de la playa, el frente se quedó enterrado entre la arena y el peso me hizo caer.

Hubiese sido fácil levantar la moto con algo de ayuda, pero la playa estaba completamente desocupada. Después de bajar todas las maletas y quitarme la chaqueta para poder levantar la moto, pude levantarla y con mucho esfuerzo sacarla de la playa. Ese día decidí me di cuenta que al estar solo tenía que ser mucho mas precavido porque por una tontería como esa podía echar a perder el viaje. De cualquier manera no iba a ser la última vez q iba a tomar decisiones equivocadas.

Crónicas de un viaje solo por sudaméricaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora