Capitulo 3

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La mujer dio un paso atrás, sorprendida y sin saber cómo reaccionar ante mi repentina indisposición. Su mirada, antes curiosa, ahora reflejaba preocupación. Note cómo su mano temblaba ligeramente mientras buscaba algo en su bolso.

— Lo siento... — logre murmurar entre dientes, aún sintiendo el sabor amargo en la boca.

— No te preocupes, cielo — respondió ella con una voz suave, finalmente sacando un pañuelo de tela que me ofreció — ¿Estás bien? Pareces bastante indispuesta.

Tome el pañuelo, limpiándome lo mejor que pude, aunque la sensación de incomodidad persistía. Intente concentrarme en algo, cualquier cosa que no fuera la vergüenza que me quemaba por dentro.

— ¿Cómo te llamas, querida? — preguntó la señora con una voz suave, mientras le hacía una seña a su hijo para que me ayudara a ponerme de pie.

Él se acercó rápidamente, colocando una mano firme en mi espalda y tomándome del brazo con la otra para evitar que resbalara.

— Casiopea — murmuré, observando desorientada  el rostro de la señora. Había algo en ella que me resultaba extrañamente familiar — Casiopea Black.

— Bonito nombre — comentó el chico con una sonrisa — Yo soy James, por cierto.

Le devolví la sonrisa, sintiendo que la vergüenza se disipaba un poco al notar la amabilidad en sus ojos.

— Gracias, James.

La mujer, que había permanecido en silencio observándome, inclinó ligeramente la cabeza.

— Casiopea Black, ¿verdad? — preguntó con un tono pensativo. Sus ojos, llenos de una sabiduría que me resultaba casi intimidante, se entrecerraron levemente. — Conozco bien a la familia Black. Dime, querida, ¿quiénes son tus padres?

Tragué saliva, sintiendo una punzada de dolor en el pecho al pensar en mi madre. Bajé la mirada por un instante antes de volver a alzarla, encontrando el valor para hablar.

— Mi madre era Helaena Black, — respondí en voz baja — pero... ella murió cuando yo era pequeña.

La mujer me miró desconcertada, llevándose una mano a la boca, como si algo la hubiera dejado sin palabras.

Su reacción me incomodó, pero intenté mantener la compostura.

— ¿Estás bien, mamá? — preguntó James mientras se acercaba a ella. Ella asintió lentamente, aunque su expresión seguía siendo de asombro.

— James, ve a buscar a tu padre — dijo, su voz era suave pero firme.

Él la miró con incertidumbre, lanzándome una mirada rápida antes de responder.

— ¿Estás segura?

— Ve —insistió ella, sin apartar la vista de mí, el se alejo y entro en una tienda.

Escuché murmullos a mi alrededor, y al prestar más atención, noté que varias personas nos miraban, primero a mí y luego a la mujer.

Parecía que nos estaban comparando.

Al observarla más detenidamente, me di cuenta de que compartíamos un color de cabello similar, aunque el mío, corto y apenas rozando mis hombros, contrastaba con su melena larga. Había ciertas facciones que teníamos en común, y de repente, un jadeo escapó de mis labios.

Ella se parecía a mi madre.

— Menciono el nombre de mi madre — susurré, Juntando las piezas — ¿La conocio?

— Es mi sobrina — dijo, mirándome antes de volver la vista hacia un señor que se acercaba con James— Tal vez deberías venir conmigo.

La mujer pareció recuperar un poco de compostura al ver al hombre acercarse, pero sus ojos seguían fijos en los míos, como si intentara encontrar algo más en ellos, algo que no podía expresar en palabras.

Entre Sombras y ReliquiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora